Gaucho de antes Relato de una vez cuando fuimos al saladillo a buscar unos animales perdidos y lo que te dije sobre una de las prendas de la montura Ese día bien temprano, antes de ensillar para salir en la búsqueda de unos animales que se habían perdido, te expliqué cómo ir poniendo cada prenda en el lomo del animal: primero las jerguillas, luego la carona, después el apero, cinchar bien, encima los pellones, volver a ajustar, pero esta vez la sobrecincha. En el camino, me preguntaste para qué servía la carona, a la que habías sentido nombrar en el Martín Fierro. Te expliqué que esos dos pedazos de cuero, unidos uno sobre otro, servían para proteger al animal de la dureza del apero, para que no se le clave en el lomo. Te conté que los porteños comenzaron a gustar del apero de bastos cuando comenzaron a montar caballos frisones, en cuyo lomo no se quedaban firmes los de antes que, sin embargo, aquí seguimos usando hasta hace poco, porque no cambiamos los pequeños caballos maceta de sie
Cuaderno de notas de Santiago del Estero