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CARONAS Ensillar no es gran cosa, sólo cuestión de saber

Gaucho de antes

Relato de una vez cuando fuimos al saladillo a buscar unos animales perdidos y lo que te dije sobre una de las prendas de la montura


Ese día bien temprano, antes de ensillar para salir en la búsqueda de unos animales que se habían perdido, te expliqué cómo ir poniendo cada prenda en el lomo del animal: primero las jerguillas, luego la carona, después el apero, cinchar bien, encima los pellones, volver a ajustar, pero esta vez la sobrecincha. En el camino, me preguntaste para qué servía la carona, a la que habías sentido nombrar en el Martín Fierro.
Te expliqué que esos dos pedazos de cuero, unidos uno sobre otro, servían para proteger al animal de la dureza del apero, para que no se le clave en el lomo. Te conté que los porteños comenzaron a gustar del apero de bastos cuando comenzaron a montar caballos frisones, en cuyo lomo no se quedaban firmes los de antes que, sin embargo, aquí seguimos usando hasta hace poco, porque no cambiamos los pequeños caballos maceta de siempre, los de enantes.
Yendo a tu pregunta, te dije que salteños y tucumanos gustan de las caronas grandes, enormes, ostentosas, que se ven de lejos y generalmente las usan dobles. Te expliqué que esa es gente que gusta de ostentar un criollismo barato delante del turistaje, en cambio los santiagueños somos más prácticos, usamos los caballos para trabajar, para viajar, no para desfilar delante de porteños que buscan color local en caballos pashucos que los gauchos aquellos es seguro que no hubieran usado para nada.
Por eso te mostré que los santiagueños usan monturas más pequeñas, simples y sin tanta alharaca, más prácticas para el trabajo. Aquí somos sencillos, montamos cuando tenemos necesidad. En los últimos tiempos hemos cambiado el carísimo caballo por la motocicleta, más fácil de mantener, más rápida, elemental y, sobre todo, más barata de mantener.


Cuando íbamos pasando frente a unos cardos grandes llegamos a lo importante del asunto, la etimología. De cualquier palabra se puede averiguar el significado, pero hasta que no se sabe de qué otro idioma proviene, cómo se formó, cuáles son sus orígenes más profundos, no se sabe nada sobre ella. Carona –sostuve– viene del latín "caro", que es carne y del sufijo aumentativo "ona", así como se forma mujerona, es decir mujer—ona, es caro—ona, carona. Es decir, un pedazo de cuero grande, que protege las carnes del animal.
Al rato, en medio de un montecito medio tupido, pegado al saladillo, nos dimos con los animales que andábamos buscando. A la vuelta conversamos de otras cosas o de lo mismo, pero ya no me acuerdo de qué.
Juan Manuel Aragón
A 13 de octubre del 2024, en Sacha Pozo. Visitando a san Gil.
Ramírez de Velasco®

Comentarios

  1. Permítame una contribución. Carona puede referirse a caronea (latín) luego carogna (italiano), derivadas de la raíz "caro", que de acuerdo al contexto se refiere al pellejo o carne.
    De esa raíz también provienen caries y carroña, en un contexto de carne descompuesta.

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  2. Cristian Ramón Verduc13 de octubre de 2024, 9:05

    Muy bueno todo, más el aporte de Cristian de Jesús. Por otra parte, veo un ligero parecido con la palabra quichua ckara, que significa cuero o piel.

    ResponderEliminar

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