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Mostrando las entradas etiquetadas como Noche

NOCHE Estirpe sagrada

Imagen de ilustración Relato en primera persona La gente quiere que sea otro, que no sea yo, que no me guste lo que me tiene que gustar, que me quede en la casa, que engorde, que no ande por el aire, saltando de un lado a otro. “Este no se puede estar quieto”, dicen en la familia. La verdad es que no soy como ellos, yo soy otra cosa ni mejor ni peor, distinto. Quieren que sea un perrito faldero, un día de estos me van a pedir que ladre, que saque la lengua, que mueva la cola, que vaya a hacer las compras, que coma lo que me ponen en el plato, que no me queje por nada. No lo van a lograr. No se bancan mi personalidad, mi carácter, que me guste salir de noche y andar por ahí, corriendo aventuras, tunanteando, yendo de un lado a otro, sin rumbo fijo. Si quiero volver al otro día o a las dos semanas o al cabo de tres años es cosa mía, es mi cuero, lo hago porque se me da la gana qué tanto. No le busquen explicación a mi conducta, nací en un tiempo y en un lugar equivocado, eso sí, creo que

CUENTO Mishi mojado

Imagen de ilustración Esa noche no supo que estaba tratando con un tipo que era un cuatro de copas cualquiera Conformate. Es lo que hay. Parecía un mishi mojado. Sus ojos brillaban bajo el aura amarillenta de las luces de la Belgrano. Me pidió fuego. Le dije que fumar era de lo único que me arrepentía en la vida. Había dejado el vicio hacía mucho. Si viviera de nuevo haría todo de la misma manera. De principio a fin. Me mandaría las macanas de la juventud. Todas. Una por una. Menos fumar. Ella dijo “qué discursito”. En su voz había algo que me punzó el corazón. Me picoteó el alma. Ella andaba por la mitad de la tabla. Entre los treinta y los cuarenta. Morocha linda. Yo pasaba los cincuenta. Largos. Un amigo dice que hay una ínfima cantidad de chicas a las que les gustan los hombres mayores. Mucho mayores. Decrépitos. O casi. El asunto es hallarlas. Saber cómo detectarlas. Con dos o tres preguntas te das cuenta. O te miran como tío viejo o te toman como amigo sin complicaciones. El asun

DÍAS Las horas en detalle

Dionisos, en el parque Aguirre, al mediodía Hace unos años publiqué en otro sitio una descripción de las horas del día; hoy van todas juntas, esperando aburrir a mis pocos seguidores con tanta lectura La madrugada Buenos días, usted me conoce, soy la Señora Madrugada, que siempre vuelve por sus fueros, llueva o truene, haga frío o calor. Con mi compañero Viene Clareando somos los verdaderos padres de esa criatura que llaman Día. También soy la esperanza de los moribundos, que saben que apenas yo pase por sus camas, habrán conseguido otro día para continuar, soy la inspiración de los artistas, que justo a la hora que creen que se van a dormir, les llevo las musas para decirles pintá esto, escribí aquello, agregá un personaje, sacá una estrofa, corregí ese verbo. Todos los días, sin falta, me repito en el planeta y en otros mundos también. Soy yo misma dondequiera que me nombren en el idioma que sea, en todas partes me siguen aguaitando, porque saben que seré semejante tal vez, parecida

MOROCHA La Dama de Noche

Imagen de ilustración Una misteriosa mujer pasea casi de madrugada, rondando los bares de la calle Roca, quienes la han abordado vivieron una experiencia que les cambió la vida La primera parte de esta historia anda circulando en la ciudad de boca en boca, como suelen caminar casi todas las que importan a la gente. La casualidad hizo que un amigo me develara su resolución, pero me hizo prometer por todos los dioses habidos y por haber en el universo, que no develaría su nombre. Le pondremos Arnaldo Martínez, si bien en su documento no está consignado así, se le parece tanto que muchos adivinarán al toque, de quién se trata y yo habré complido la promesa. Dicen los que andan de noche, que muy tarde, pero siempre antes de que rompa el día, una misteriosa mujer pasea cerca de las confiterías y bares más conocidos de la calle Roca, caminando despacito, como invitando a que se le acerquen. ¿Cómo es? El conocido de un amigo que la ha cruzado cerca de la Roca y Libertad, vereda de San Valentí

BOSQUE Luna de plástico

La Radiosol Qué sucede cuando un buen día se camina por lo que antes era un ambiente natural y se ha convertido en algo artificial Esa mañana que salí a caminar por una finca cercana, recordé la nochecita en que una fila de sapos se apiñaba contra la pared de la casa buscando algo para comer. Entre galletitas Criollitas con picadillo en lata, mi abuelo se acordó de que, si por un acto de magia se mataba a todos los sapos del mundo, los insectos taparían el sol hasta que el día se hiciera de noche. Mi abuela dijo que también había otros animales que comían insectos. Como los murciélagos, algunos pájaros, las gallinas. También supe que los animales más grandes se comían a los más chicos y a los más débiles y esos débiles se comían a otros más pequeños, esos a su vez a otros más diminutos y así hasta llegar a los microbios, que comían a todos, incluidos los más grandes y vuelta a empezar. Esa vez, sentado en la sillita azul que luego fue pasando a mis hermanos menores, me quise percatar,

MECHERO Alto del Indio

Mechero en el campo Cosas que pasan cuando el paisano anda lejos de la casa campeando animales perdidos después de una tormenta Divisamos luces a la orilla de aquel salar inmenso. Nos preguntamos la casa de quién sería, Los Nolasco no era, seguro, Zanjones tampoco, la Legua del Sur, menos. Recién anochecía con estrellas vibrantes, la luz de un mechero se veía desde la distancia, calculamos que habría como kilómetro y medio, dos quizás. Apuramos el paso de los montados, seguros de que al rato tendríamos un fuego, mate y quizás un techo para cobijarnos esa noche. Sin embargo, nos preocupaba no saber de quiénes serían esas casas adivinadas en el horizonte. Andábamos perdidos, es cierto, pero nunca un paisano se extravía tanto como para no reconocer un lugar. “¿Y si estamos más lejos de lo que calculamos?”, pregunté. “Capaz nomás”, respondió el amigo. Potrero Largo no era, lo hubiéramos reconocido por el tanque de agua, la casa de los Melián tampoco, no vivían tan cerca del saladillo. Unos

CUENTO Cara al sol

El himno de la Falange “La médica seguía viniendo de vez en cuando, sólo que ahora tenía el cabello moro como alpargata de pintor” A veces pasaban días y no lo veíamos, sabíamos que estaba porque a la madrugada venía a comer lo que le dejaba mi madre en un plato cubierto con un repasador, sobre la mesa de la cocina. Otras ocasiones alguno llegaba tarde de la farra, a la noche, y lo topaba saliendo de su piecita, en el fondo, recién despertado. Algunos vecinos lo veían llegar de vuelta, a la mañana tempranito, comentaban que tenía un aire antiguo, sería por la ropa que, según decía la tía Martita, era del tiempo de Perón, pero no cuando volvió de España sino cuando lo largaron de Martín García. Para los chicos no era extraño tener un tío viviendo en una piecita en el fondo de la casa, que siempre, pero siempre, siempre, estaba con la puerta cerrada. Cuando nacieron ya estaba instalado ahí. Si los compañeros de escuela o los vecinos le preguntaban por él, no sabían por qué tanta curiosid

CORAZÓN Santiago late en sus calles y avenidas

Hacia dónde va la gente Descripción del movimiento de una ciudad que siempre corre hacia alguna parte La ciudad hiberna durante la noche, con espasmódicos autos pasando a deshora, quizás llevando a un enfermo, tal vez a un amante que vuelve a su casa, aguaitando el ruido de cadenas de los seres que la pueblan y que jamás se dejan ver. Sus calles permanecen umbrías, un gato cruza de vereda de vez en cuando, un canillita de los pocos que van quedando pasa en su bicicleta, una pareja se besa bajo la oscuridad de un naranjo, a lo lejos los perros le aúllan a la luna. Un rato antes de las seis, el corazón vuelve a latir, primero con timidez, luego cada vez con más fuerza, hasta que se siente venir el río y una avenida incontenible se desborda por sus principales arterias. Laten con fuerza las ruedas contra el pavimento, el ruido de motores es imparable, hay alguna frenada amanecida. Desde lejos se siente un rumor sordo, un sonido apagado que ya no se detendrá durante toda la jornada. Pero e

3 DE ABRIL Día Mundial del Arcoíris

Un fenómeno óptico y meteorológico La fecha recuerda qué pasa cuando los rayos del sol pasan por entre las gotas de lluvia a un ángulo de 42 grados El 3 de abril se celebra el Día Mundial del Arcoíris la fecha recuerda lo que sucede ocurre cuando los rayos solares atraviesan las gotas de la lluvia en un ángulo de 42 grados, de lo que resulta un halo de luz multicolor. Se trata de un fenómeno óptico y meteorológico que resulta de la descomposición de la luz solar debido a la refracción. Debido a esto, es normal observar en el cielo un halo de luz con forma de arco y con vistosos colores. Es un espectáculo que, por lo general, se ve en todos los países del mundo y provoca fascinación en quienes lo observan. Se trata de fenómeno común que suele divisarse en el cielo cuando llueve, pero necesita la presencia del sol. Hay datos curiosos sobre el arco iris. Veamos. Tiene más colores de lo que el ojo humano es capaz de ver, no es posible medir el principio ni el fin de un arcoíris, no aparece

CUENTO ¡Shoncko!

Dibujo de Molina Campos Tomado de su libro “Platita, cuentos”, publicado en 1999. -Shoncko. Su nombre resonó en la fría noche de invierno en Sol de Mayo como un escopetazo al lado del oído. Estábamos mi abuelo, la Sara, que era la cocinera, su nieto Raúl y yo. Mi abuelo había leído en el diario que de nuevo Shoncko se había escapado de la policía y posiblemente andaba por el departamento Jiménez, en Santiago. En esa época algunos lo querían comparar con Mate Cosido, que lo que robaba a los ricos se lo daba a los pobres. Años después me enteré de que no era cierta. Era cuatrerito de tres por cuatro, que mataba vacunos de puro gusto nomás. Se decía que enlazaba animales yeguarizos solamente para prenderles fuego en la cola. Mi abuelo anunció que esa noche cerraría muy bien con tranca las puertas de la gran casa de Sol de Mayo. Y la despidió temprano a la Sara. Shoncko. su nombre me retumbaba en la cabeza como un gran miedo. Años después, su figura está asociada a la fría y dura noche de

RELATO A cazar vizcachas

Vizcacha Hugo Estanislao Lescano* Todo un acontecimiento cuando Gumi Silva nos invita una noche a cazar vizcachas. Hay tres vizcacheras, una en la lomada grande cerca la represa; la otra, como yendo a la casa de Segundo Ibarra; la tercera, un poco más lejos en Pampa de los Toros, lugar que se encuentra en medio del monte, cerca del camino que lleva a Concepción. Es un gran claro, donde la gente comenta que pelean los toros. Gumi nos dice a Charly y a mí, (José sabe de esto) la luna esta chica, sale medio tarde, nosotros vamos temprano y aprovechamos la oscuridad. ¿Y qué llevamos? Pregunta Charly. Tres buenas linternas, dos escopetas, (una de 16 mm propiedad de Gumi, otra del mismo calibre, pero de dos caños que es de don Macario); 5 o 6 cartuchos cada uno, ¿para qué más?, un cuchillo filoso, una bolsa de arpillera y una botella forrada llenita de agua. Antes de salir, —dice tía Clementina– con cuidado Gumi, no hagas tonteras, después de las once la vizcachera del toro es muy peligrosa.