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Mostrando las entradas etiquetadas como Ansias viajeras

CIUDAD El vergel imaginado

Sulky “Un buen día, cuando nos hicimos grandes y tuvimos edad, uno por uno nos fuimos marchando del pago querido” La ciudad se nos ocurría lejana y sola, como la Córdoba de Federico García Lorca. Era un mundo entrevisto entre sueños, alimentado por los cuentos de los padres, fogoneado por las ansias viajeras que nos animaban entonces. Nos atraía con el vértigo gozoso de quien se lanza al vacío sabiendo que iba a hallar algo mucho mejor que el pago, aunque no supiera muy bien qué, pero no importaba. Para empezar, había trabajo para todos y de todas clases. En el pago también nuestros padres tenían conchabos, pero no era lo mismo hacerlo por dos pesos mugrosos que por la fortuna que, decían, pagaban en la ciudad. Los que volvían, siempre venían bien peinados, con ropa chillona, traían aparatos de música y contaban las maravillas que habían visto, oído y palpado, allá afuera había mundos de maravillas fabulosas. Hasta las chicas volvían más lindas, con el pelo amarillo, huiñaj, igualito a