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Mostrando las entradas etiquetadas como Espejo

IDIOMA Lugares comunes

Napoleón Bonaparte “El agua fresca de la pileta lo lleva a meditar, siempre le sucede igual, apenas llega hasta sus orillas y ya está pensando en la inutilidad de la vida” Solitario, a la orilla de la pileta, piensa que hay pelotudos comunes, de todos los días, pelotudos de diario digamos. También hay de los otros, importantes, solemnes, pomposos, campanudos, que se miran al espejo queriendo hallar a otro y no a ello mismos, como todas las cacatúas que sueñan con la pinta de Carlos Gardel. Ha conocido varios, los tiene junados, como quien dice. Cada vez que les señala una huevada insigne, pierde un amigo o un conocido deja de saludarlo. No le importa. El día del amigo suele pasar encerrado en su casa, acompañado de su fiel “Tucumán”, un gato pardo que se le aquerenció en el patio. Cree que uno de estos días debería redactar una lista transcendental de pelotudos insignes, algo así como el “top ten” de las huevadas seriales más significativas que ha oído en su vida. Una sonrisa se le dib

VIDA Llegar a viejo

Por qué deberías empezar a tratar bien a los ancianos A veces, cuando me miro al espejo digo: “Bueno, Juan, esto había sabido ser viejo”. No porque me haya acostumbrado dejo de notar las arrugas, la cabeza blanca como alpargata de pintor, la mirada algo caída, la busarda prominente, los pasos cada vez más lentos. Es solamente el paso del tiempo, saber lo que he vivido o me resta por vivir, diría José Hernández. Lo que me tocó y lo que hice con eso. Uso anteojos para leer desde pasados los 40 años, de vez en cuando me duelen algunos huesos que antes ni sabía que existían. No sé y no me interesa entrar en algunos asuntos del presente rabioso, como el manejo de los teléfonos móviles, Netflix, los pantalones ajustados al cuerpo o usar esos ridículos zapatones de goma, los sapos, ni para andar en casa. Me banco perfectamente que una mujer joven me diga en la carnicería: “Esa no es la fila, abuelo, venga que le indico”. De chico me gustaba andar de gorra o de sombrero, de joven me decían que