Jorge Fonatana, Cacho |
Las redes de internet, hijas de la caja boba, son infinitamente peores para conocer la verdad de lo que está sucediendo en el país o en el mundo
La televisión de Buenos Aires tenía en un principio, grandes locutores y presentadores, casi todos llegados de la radio. Consideraban que tenían la obligación de educar, antes que informar y entretener. Evitaban las groserías, las palabras soeces, los chistes de doble sentido sexual. Mujeres y varones se presentaban correctamente vestidos, sin despreciar a la audiencia vistiéndose con zapatillas, prenda que remite a deportes y por lo tanto a sudor y malos olores. Mucho menos calzándose zapatillas si se habían puesto saco y corbata.La televisión, era —es, todavía— imagen y movimiento y por lo tanto debía dar la impresión de pulcritud, buen gusto, elegancia. Respeto por quien estaba mirando del otro lado. Un buen día se dio vuelta la tortilla, es decir ya no se consideró que la pantalla debía mostrar un cuadro de lo que la sociedad debía ser, sino de lo que la sociedad era en realidad.Como referentes para el espejo en que se había convertido, se eligió al hincha de fútbol más malhablado que se halló a mano. Los locutores y presentadores, empezaron a copiarle la manera de hablar, de vestirse, de moverse, de hacer gestos obscenos. Le copió los chistes, cada vez más bajos, más burdos, más rastreros y viles. Se puso a su altura, creyendo que así lo retendría para toda la vida, mirando la pantalla. Que entonces se volvió más boba de lo que había sido hasta ese entonces.
Hubo programas que mostraron al aire las partes pudendas de pobres mujeres de la vida, reclutadas seguramente, en los peores lupanares de las orillas de las grandes ciudades, en los más sucios, en los más enfermos. No conformes con eso, luego las pusieron a opinar en sus programas de lo que sea: la ingeniería industrial y su relación con el desarrollo del país, el modelo de la última camiseta de la Selección Argentina de Fútbol, los programas de fisión nuclear iraníes y su posibilidad de fabricar una bomba atómica, los venenos de las arañas y la posibilidad de que maten a un adulto sano, las formas de detección temprana del cáncer de mamas. Es decir, cualquier asunto de un ser que camina, nada o vuela alcanza a su conocimiento. Todo dicho, por supuesto, en medio de risotadas soltadas con el estómago, mientras muestran la mitad de un pecho o se les notan las impúdicas transparencias de sus vestidos.
A veces los dueños de las televisoras se equivocan y llaman a opinar de cualquier asunto a gente que sabe, pobres incautos que no saben en las manos de quiénes fueron a caer. Siempre les sienten enfrente a la más descerebrada de las pobres mujeres de la vida que trabajan en esos canales, a confrontarlos, intentar discutirles de igual a igual y al final hacer algún pase de magia televisivo para que parezca que ganaron ellas.
Por supuesto que, al ser pobres prostitutas, rescatadas de quién sabe que tumbaderos antihigiénicos de las orillas, opinan a favor del amor libre, el aborto, las relaciones sexuales con animales o con lo que a cualquier degenerado se le ocurra, de las borracheras y las drogas ilegales como forma normal de terminar una diversión. No tienen la culpa, por supuesto, es la manera que hallaron de ganarse la vida.
Algunas ni siquiera son mujeres, pero viven de parecerlo, en pobres intentos que otrora hubieran causado una profunda lástima. De la misma manera, otros son hombres e intentan lastimosamente actuar como mujeres, disimulando sus partes quién sabe cómo y afinando la voz hasta el límite de la extravagancia más ridícula.
Las redes de internet, hijas de estas ruinas malditas, son infinitamente peores, porque la vedad es uno de los tópicos más expresamente ignorados en ellas. Pero no habrían irrumpido con tanta fuerza, si la televisión hubiera sido un poco más seria, conservando la vieja elegancia de antaño.
Hoy es tarde para rescatar de ese mundo de mentiras, un atisbo de la realidad de lo que sucede en el país y el mundo. En medio de ese caos de falsedades a designio, es duro para los buenos padres de familia formarse una idea de lo que sucede en un mundo que —para peor— escamoteó los libros del sistema de cultura de la mayoría de los países del mundo llamado occidental.
Por eso, si un consejo debiera dar esta página —aunque, Dios la libre de semejante cometido— es azuzar a los curiosos que acuden a ella, a una vuelta a la lectura que, dicho sea de paso es una actividad divertida, además de instructiva, para abrevar allí en la búsqueda de la verdad. Cualquier cosa que diga la palabra escrita es infinitamente más verdad que las mentiras proferidas por las rameras y rameros de la televisión.
Juan Manuel Aragón
A 23 de octubre del 2024, en la Lavalle y Colón. Comiendo maní.
Ramírez de Velasco®
Brillante........Es el resultado de los dictados de la escuela de Frankfurt aplicados al pie de la letra. Son Adorno y Marcuse manejando la sociedad de hoy. a través de sus cultores Nada que agregar.
ResponderEliminarQue tienen que ver Adorno y Marcuse. Este Ibarra es más reaccionario que Videla y Ongania juntos...
ResponderEliminarTendrá alguna opinión sobre el artículo por casualidad.....o solo falacias ad hominem?
EliminarLos lectores curiosos e interesados seguramente buscaron información sobre las ideas de estos dos filósofos comunistas, y su agenda de destrucción de los valores de la cultura occidental en base a la distorsión de la realidad, la naturalización de lo travestido y la anulación de la educación formal.
Sería de utilidad leer nuevamente el artículo y luego darle una mirada a la agenda postmodernista de hoy, que tiene sus fuentes en esa línea de pensamiento.