Un barrio de Santiago desde el aire No se quiere ir del patio, ahí creció hasta ser grande, tiene una actitud como de pedir comida pero luego se cansa y vuelve a su rincón Lo vengo viendo crecer de a poco desde hace mucho, empezó siendo muy pequeñito y de un día para otro ya era algo grande. O tal vez engordaba siempre y no me daba cuenta, no sé. A veces se asoma a la ventana de la cocina en actitud de pedir algo para comer, pero no le doy nada, no hago amague de cerrarle la puerta en las narices, ni siquiera lo miro, entonces se cansa y vuelve al rincón del patio, entre la tapia del fondo y unas maderas que quedaron de unos arreglos que me hicieron en el techo. Los amigos me aconsejan que no me preocupe, que no le haga caso, que lo ignore así se harta de mí y se va. Durante varios meses no me acuerdo de su existencia, hago mi vida, voy al trabajo, vuelvo, salgo de compras, duermo, me cocino la sopa de todos los almuerzos, oigo música, tomo mate, por ahí me visita algún amigo, leo much
Cuaderno de notas de Santiago del Estero