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Mostrando las entradas etiquetadas como El Deán

HISTORIA La Peque

Imagen para ilustrar nomás Con retazos de chismes, anécdotas y algo de imaginación se armó esta biografía de la vida real de una solterona famosa de Santiago Nunca se olvida de esa tarde, hace treinta siglos, tenía 17 años y le enseñaba a bailar tango al salteño, cuando en un momento dado se detuvo en seco —él era muy patadura— y le dijo sonriente: —No sé qué hacer, no sé qué me ordenas. En el tango, como en otros bailes el hombre es el que lleva la pareja, sin hablar, debe marcar con ambas manos y el cuerpo, lo que quiere que haga la mujer, ella se lo había dicho ya dos veces, pero él no sabía ni llevar el ritmo. Entonces él le soltó una guarangada que para ese tiempo sonaba mucho peor: —¿No sabes qué te ordeno? —No— respondió ella sonriéndole pícara. —Entonces bajate la bombachita. Un azote de furia le recorrió el rostro a ella, la rabia que le agarró la tomó tan de sorpresa que la dejó muda, quiso decir algo, pero no le salían las palabras. Y  sin saber por qué, en vez de pegarle un

RUTA El monolito del Deancito

Monolito en la Ruta 9 vieja Historia de un trágico accidente automovilístico en tierras santiagueñas Alfredo Peláez Miles y miles de personas pasaron por la vieja ruta a Termas de Rio Hondo, como quien pescar en el dique de Los Quiroga. Posiblemente vieron un monolito a un costado del camino, o no. Para saber qué pasó en el lugar hay que remontarse a agosto de 1951 (en días se cumplirán 71 años). “Gringo... tené cuidado... en Santiago hay muchos badenes...” El consejo partió de Juancito Gálvez a Ricardo Rissatti momentos antes de iniciar la etapa que uniría Tucumán con Santiago en aquella trágica madrugada de agosto de 1951 cuando marchaba en la primera posición de la competencia denominada “ Vuelta del Noroeste”. Amanecía cuando al llegar a la altura del pequeño pueblo santiagueña de El Deán, y ante el asombro y estupor de muchos santiagueños que se habían concentrado en ese sitio, a sabiendas de que la velocidad de los autos permitiría verlos “volar” en un profundo badén existente en