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Mostrando las entradas etiquetadas como Blanco

DEPORTE Sangre en el reñidero

Imagen ilustrativa nomás Relato De Finca de Ramos Taboada, en La Banda, venía un negro con fama de volador, muy bueno, sin ninguna perdida. Igualamos peso y me tocó con ese. Era de un hombre de apellido Ramírez, no sé si lo ubica. Al mío, después de ese domingo lo iba a dejar para que saque cría. Bueno me lo había salido, pero ya estaba bien, había demostrado lo que valía, su temple, su ánimo, su raza. Dicen que es una actividad sangrienta, capaz que sí, ¿no?, pero más sangre se come en una cuarta de morcilla y nadie se queja, eso que no suele faltar en los asados. La patrona rezonga porque los huevos de las gallinas finas son más chicos y los pollos tienen poca carne. —¿Por qué no criamos pavonas?— pregunta a veces. —Dejame aunque sea que tenga un vicio— le contesto. Ella se junta los sábados a la tarde con las amigas a jugar a la pandorga, al loco y nunca le digo nada. Pero uno también tiene derecho a gastar unos pesitos en una diversión, ¿no le parece?, para algo trabaja y se deslom

INTERNET O pensar o los Pitufos

Pensamientos inútiles Las frases cortas, contundentes, de una lógica infantil y más o menos expresadas, aunque sea en un español dudoso, han ganado el lugar que antes ocupaban los libros Esto de las redes de internet ha causado un efecto quizás no muy visto. Ahora todos tienen razón y, tanto los que dicen “blanco”, como los que sostienen “negro”, se atrincheran detrás de su derecho a estar en lo cierto y no hay Dios que los mueva de ese lugar. Salvo que cambie la dirección del viento al que adscriben con una fe ciega, sorda y muda. Como epifenómeno, los artistas de Buenos Aires han desatado una brava carrera para confesar, en programas más o menos inmundos, quién los violaba cuando niños, casi siempre parientes muertos que no tienen cómo defenderse. Vale cualquiera, el padre, el abuelo, un amigo de la madre, un tío. Las frases cortas, contundentes, de una lógica infantil y más o menos expresadas, aunque sea en un español dudoso, han ganado el lugar que antes ocupaban los libros, los ma

¿RELIGIÓN? Pecados que claman al Cielo

Trabajador informal “No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas, o un extranjero” Dicen los que saben teología, que de todos los pecados hay cuatro que claman al Cielo y que serán pagados en esta vida por quienes los cometen: el homicidio voluntario, el pecado impuro contra el orden de la naturaleza, la opresión del pobre y la defraudación o retención injusta del jornal, del trabajador. El homicidio voluntario clama al Cielo desde Abel, es la muerte de otra persona motivada por la envidia. El segundo es la sodomía o pecado de inversión sexual que se opone directamente a la propagación de la especie. El tercero, la opresión del pobre se da cuando se abusa de la condición de pobre e impotente de quienes no tienen cómo defenderse y en la actualidad argentina podrían ser los jubilados. El último es la injusticia contra el asalariado, ya sea retrasándole el pago, disminuyéndolo o despidiéndolo sin causa. Vamos a ocuparnos aquí solamente del último de los

DIÁLOGOS PLATÓNICOS Los malos empleados

Un buen obrero es el bien pagado En este cuento se plantea una situación que quizás sea la misma en otros rubros de la vida laboral Esa mañana de sábado, justo en el momento que Cacho Gómez llega al Barquito hay una bonita conversación, de esas que le gustan. Arrima una silla a la mesa en el momento que Albertito dice: —No puedo conseguir un buen empleado para el negocio de venta de ropa que tengo en la galería Miguelito. Uno le pregunta: —¿Has buscado bien?, mirá que hay mucha gente sin trabajo en este momento. —¡Se presenta cada uno! La vez pasada vino uno que el segundo día me pidió un adelanto, decía que la madre estaba enferma. Le di unos pesos, apareció a los dos días y cuando le quise reclamar, se mandó a mudar. Todos quedan callados, algunos miran para el lado de Cacho Gómez, que está como si no estuviera, observando el techo. Aprovecha Jorgito y le pregunta a Albertito: —¿Y esa señora que trabajaba para vos, qué se ha hecho? —Uf, se ha ido. Doña Maga se llamaba… —… ¿ha renun