Símbolo ateo |
Todo en el aire recuerda a los ateos, en esta parte del mundo al menos, que para los creyentes está por nacer Dios
Está llegando la peor época del año para los ateos porque en estos pagos y de una manera u otra, todo en el aire recuerda que para los cristianos está por nacer el que consideran Dios. Según el diccionario de la Real Academia “es un adjetivo que se refiere a alguien que no cree en la existencia de Dios o la niega”. Todas las religiones del mundo, que tienen un dios detrás, les están vedadas a los ateos. Repita, T O D A S, porque si usted cree que la religión católica es la única que no sirve, tal vez sí crea en Dios, lo único que tiene es anti catolicismo, una patología que quizás se cure.Hay ateos de varias clases. Los que no creen en Dios y por lo tanto no han pisado jamás un templo católico, evangélico, budista ni mezquita ni sinagoga ni de ninguna otra clase. No bautizó sus hijos ni los hizo pasar por ningún ritual de ninguna clase y de pura rabia no festejan nada en Navidad, Reyes o Pascua, son días comunes y corrientes. Están en la cima de los incrédulos. Dicho de otra manera, así vale la pena no tener ninguna religazón con el más allá. Si en algún lugar se va a rezar, se retiran o llegan después. Como buenos ateos no creen en el proselitismo y por lo tanto no intentan captar otra gente para su —digamos —credo.Después vienen los ateos que se manifiestan como tales, pero siguen siendo católicos por una cuestión social. Bautizan a sus hijos, los mandan a hacer la Primera Comunión y esperan que la hija se case de blanco y por la Iglesia. Creen que el catolicismo al menos no les hace mal a los niños y de última nadie en la Iglesia les dará un mal consejo. Además, es un buen barniz social, porque en cada ocasión religiosa hay una fiesta, Navidad, Reyes, Pascua. Para ellos viene a ser algo así como una excusa perfecta para atiborrarse de pescados el Viernes Santo o emborracharse en Nochebuena, total en Navidad no hay que trabajar.
Desde atrás corren los que tienen un dios propio, personal. Cualquiera de ellos le dirá: “Yo lo llevo aquí adentro, no necesito un cura ni un pastor ni un clérigo que me indique cómo es Dios, si tampoco ellos lo han visto nunca”. Son los que mandan a los chicos a la escuela católica, más que nada porque les enseñan un poco mejor que en las estatales. Las escuelas católicas, que saben que muchos chicos tienen padres así, por las dudas evitan hablar, aunque sea un poco, de religión para no ofenderlos. En Santiago al menos, ya ni siquiera los preparan para la Primera Comunión, así que no tienen problema.
Y aunque usted no lo crea también hay gente que nunca en su vida tuvo nada que ver con la religión, nadie le habló de ninguna, no bautizó los hijos, no por convicción ni por una idea sino porque no sabe que existe el bautismo. No se casó ni por el civil ni por la iglesia, pero no porque crea en el amor libre y eso, sino simplemente porque no vio la necesidad pues entre sus amigos nadie lo hizo. Si lo invitan a un casamiento, se pone traje y va, sin hacer ni hacerse muchas preguntas. A lo sumo pensará: “Es costumbre de otra gente”. Por ahí si va a una misa y ve gente comulgando, él también se pone en la fila, recibe la hostia y después comentará: “No sentí nada”.
Está el ateo con empaque es el que cree que a Galileo Galilei la Iglesia Católica lo condenó a la hoguera o le quiso discutir la teoría que sostiene que la Tierra gira alrededor del Sol. Todos saben que eso es mentira, porque Nicolás Copérnico también lo había dicho antes y nadie le dijo nada. Además, murió en su cama y no quemado en la hoguera. Pero si usted dice esto, le responderán con: “Ah, pero la Inquisición”. Hablar de la Inquisición con uno que no sabe de historia es tarea ardua, pero aún después le dirá: “El cura de mi parroquia tenía una mina”. Y así sucesivamente. Son casi incorregibles, se empeñan en llenar de mierda el catolicismo y contra ellos cualquier palabra es inútil.
Hay otras muchas clases de ateos, porque se trata de una religión que cambia un Dios por muchos dioses, todos fabricados a la medida de los hombres. Están los ateos sociales, que dicen que lo son para escandalizar a las tías viejas, pero cualquiera sabe que, por las dudas, ¿ha visto?, bautizaron a sus hijos y se persignan cada vez que pasan frente a un templo. Están los ateos supersticiosos, que no van a misa ni nada, pero si se habla de religión se quedan calladitos, no vaya a ser que traiga mala suerte. Los sumisos son los que cumplen con todos los preceptos porque los obliga la mujer, que sí cree (estos son peligrosos, porque los hijos terminan creyendo que la religión es una cuestión de quién lleva los pantalones en la casa, la mamá, o sea). Están los ateos guarangos, que se ríen a las carcajadas de los que creen y tienen argumento de barra brava para tapar la boca a los que manifiestan su catolicismo, su evangelismo, su budismo o la religión que fuere.
Es casi seguro que usted tiene algún amigo ateo o lo será usted mismo. Si quiere, abajo explique sus razones, exponga su particular teología, expláyese, diga lo que quiera. La libertad es libre, siempre que lo haga con respeto, porque el derecho de uno, etcétera, etcétera, etcétera.
Juan Manuel Aragón
A 23 de diciembre del 2024, en Bajo Hondo. Visitando a la comadre Olga.
Ramírez de Velasco
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