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Mostrando las entradas etiquetadas como Jinetes

INVENTOS El estribo

Caballero antiguo Un elemento que después fue muy común en las monturas, no se conoció en la época de los romanos hasta después de Cristo, sus ventajas, sus implicancias El estribo no se conocía en la antigua Roma. Lo que no deja de ser un problema para los productores de películas, pues no hay muchos jinetes dispuestos a hacer las evoluciones de a caballo que marcan los directores, prácticamente en pelo, sólo con una jerguilla y nada más. La caballería en las tropas de aquellos tiempos en un arma casi menor. Apenas empezaba la batalla, si podían, mandaban a los hombres montados a que tiraran unas cuantas flechas, cosa de hostigar al enemigo, pero cuando chocaban las espadas, las lanzas, los caballos se volvían completamente inútiles. Imagínese a un hombre de a caballo, sin estribos, tratando de lancear a un enemigo: a veinte kilómetros por hora nomás, si tenía la desgracia de acertarle, quedaba pegado a la lanza y el caballo se le iba adelante, no tenía cómo seguir montado. Recién con

ESPANTOS Sombra de sombras

Imagen de ilustración Por qué se fueron retirando de los campos y no dan tanto miedo como antes Yo era esa sombra repentina que se aparecía a los jinetes, al camionero, al viajero nocturno, una premonición incierta en medio del camino. Quizás el chofer le averiguaba al compañero: “¿Has visto eso?”, y el otro, medio dormido o distraído, respondía: “No, ¿qué?” Pero ya estaba lejos y por más que se apeaban a buscarme, no me hallarían. Un espanto menor era, entre tantos que habitaban los viejos bosques santiagueños. Imagínese, estaban la alma mula, la mujer de blanco, la mula maldita, la Madre del Monte, el famoso Sacháyoj y otros cientos, solo conocidos en comarcas pequeñas, algunos tan terribles que volvían locos a quienes intentaban enfrentarlos. Yo no era más que un fantasma menor, un personaje de reparto, el tipo que toma café detrás de los protagonistas en la película. Un don Nadie, en una palabra. Tal vez por eso duré hasta el final y cuando todos los demás se fueron para siempre, q