No es mate, es ritual El idioma argentino de todos los días se reinventa y pinta de cuerpo entero este tiempo de extranjerismos La gente moderna no come, sino que ingiere. No vé, visualiza. No bebe, se hidrata. No lee, se informa. No aumenta, incrementa. No pone en marcha ni implanta, implementa. No escribe, cliquea. No fornica, hace el amor, ´lo hace’ o ´comparte un momento íntimo´. No explota, explosiona. No corre, hace running (o como se escriba, segual: ¡ah!, y los corredores de antes ahora son ´raners´, ¡yarda!). No se burla, hace bulin o bulinea (tampoco sé cómo se escribe). No va en colectivo sino en cole. No dice aquí, dice acá. Ve la tele, hace caso a la seño, se ríe del profe, tiene un tatú (no el animal, sino el dibujo indeleble sobre el cuero), pasa bien el finde (la primera vez que oí “el finde” y entendí qué era, me pareció que a continuación los ángeles arcabuceros anunciarían el Fin del Mundo, pero no pasó nada), come un chori, habla por el celu, se pone las zapas, va a...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero