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Mostrando las entradas etiquetadas como Cosas

PALABRAS Al pan, pan

Ingenio Ledesma, en Jujuy Cómo se llaman las cosas y los caprichos de los que quieren cambiarles el nombre es de lo que trata esta nota Mal que mal uno se acostumbra, antes vivía en la calle Bolivia, antes de eso viví en la Buenos Aires, y antes en el barrio Belgrano. Uno va cambiando, no tanto como para ser otro, pero sí lo suficiente como para no lo tengan por el mismo. Lo que no cambia es el lugar, está ahí, presente en la memoria, con sus rincones, sus plazas, sus árboles, su perfume y sus calles, por supuesto. El pueblo Ledesma, en Jujuy, parte ineludible del ingenio del mismo nombre, un buen día fue absorbido por lo que en la década del 60 le decían “el pueblo” y era Libertador General San Martín. Ahora Ledesma es un apéndice de Libertador, un barrio más, pero no ha perdido su esencia porque, para empezar, se sigue llamando igual, lo mismo que sus calles. Si bien los nombres de las cosas no son parte de su misma esencia, sirven como parámetro de referencia para que todos sepan a

OPINIÓN El dueño de la necesidad

La generosidad es un don ¿De quién son las cosas, más allá de lo que dice el Código Civil? Las cosas son del que las necesita, le digo a menudo a mi hija y se lo repetía siempre, cuando en un tiempo no tan lejano, unos parientes, a quienes no daré el gusto de nombrar porque no tengo el gusto, me imponían el Código Civil a rajatabla y me veía llorar de impotencia ante sus embates. Esa gente lleva grabados en la frente y se sabe de memoria los artículos que establecen quiénes son parientes en primero, segundo y tercer grado, qué recibirá la viuda con o sin hijos y qué pensó Dalmacio Vélez Sarsfield o en quién se inspiró para resguardar los derechos hereditarios de cada uno. Los rige una idea tan vieja como Napoleón Bonaparte o Justiniano, el emperador romano. Vienen siendo iguales desde que Matusalén era joven. Igual le insistía a mi hija: “Las cosas son del que las necesita”. No como una concesión del que tiene, sino como un deber natural de los hombres de bien, porque les correspon