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Mostrando las entradas etiquetadas como Coboi

REENCARNACIÓN El infierno tiene apero

Foto de ilustración Un pedido para esquivar el destino más cruel: ser caballo de alquiler, atado a la voluntad del primer turista que se cruce Si existiera la reencarnación, Diosito querido, de todos los animales en que podría revivir, no permitas que sea en un caballo de los que alquilan en las villas turísticas. Me animaría a ser lechón condenado a la parrilla antes de llegar a los diez kilos, araña rastrojera, piojo o liendre roñosa, tigre de Bengala o —tal vez— mosquito al que una gorda aplaudirá contra el brazo mientras toma mate con el marido, sentada en la reposera de la puerta. Hacé que me convierta, en otra vida, en mamut extinto de la llanura siberiana, en foca que una marea de petróleo deje sin aire mar adentro, en mosca que va de cadáver en cadáver buscando la mugre que es y ha sido en el mundo, en lagartija asustadiza de la siesta santiagueña, en vicuña que cazan a la usanza vieja con hilo punzó, como dice la poesía de Coquena. Podría ser halcón peregrino, hormiga negra, r...

CUENTO Manual de la mujer moderna

Ilustración nomás Lo que sucedió cuando una dama se topó con un lobo en celo y lo que hizo ella para salvar la situación No trates de aparecer como un lobo en celo delante de ella, mirá que es una mujer fina y delicada, me había dicho una amiga. Cuando la vi, no me importó nada. Que se haga agua el Picolé, pensé. Parece que hay tiempos en los que uno anda con ganas de enamorarse, le sale al paso una mujer cualquiera y piensa que es la más linda del mundo. La segunda vez que la encuentra, piensa “no es tan linda como la recordaba, pero, ¡qué diablos!, es la única que me da bolilla”. Y sigue. Más adelante, es casi seguro que el asunto de la belleza no importará un comino, pero eso sucederá cuando la conozca mejor y, para decirlo con palabras suaves, se haya aligerado de las tensiones propias del enamoramiento. Bueno, circulaba por esa etapa anterior al “pasa algo”, porque todavía no sucedía absolutamente nada. Esa noche fuimos a comer algo. Salí de la estepa, como le dije, cual lobo en c...