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Mostrando las entradas etiquetadas como Bonafide

VERÍDICO Encuentro sexual con la “Mayu Maman”

A modo de ilustración Cualquiera que llegue por El Barquito Bar —ahora Bonafide— si pregunta a los parroquianos, lo pondrán en contacto con el protagonista de esta historia Cuenta que nunca en su vida ha sentido tanto placer con una mujer, dice que hicieron cosas comunes, pero ella tenía una maestría tan genial como jamás antes de eso. Cuando la abrazó por primera vez sintió una piel tan suave que, se planteó después, debía patentar el agua en que se bañaba para hacerse rica vendiéndola. Y sonrió para sus adentros, porque ella era solamente tocada por el agua del río. Son esas historias, fábulas, ya sean falsedades o verdades que alguien narra, sin pretender que nadie opine si las cree o las tiene por puras mentiras, porque no interesa. No me autorizó a consignar su nombre, pero a los fines de este relato será Nicasio, pues suena levemente parecido al original. Fue contado cientos de veces y es posible que, si hoy lo halla, le cuente exactamente lo mismo, sólo es cuestión de buscarlo p

LEYENDA Si Santiago se inunda tomemos café en el Barquito

Ahora es Bonafide En uno de los cafés más tradicionales de la ciudad siempre hay un amigo esperando para contarle algo A Montero, mozo que sabía ser El Barquito sigue siendo el bar más emblemático de la capital de los santiagueños y, aunque actualmente sea Bonafide, muchos lo nombran con su antiguo apelativo. Además de su distinguida clientela, es la segunda casa de jubilados y desocupados que se instalan a eso de las 11 de la mañana y se van recién pasado el mediodía. Heredó la antigua fauna que habitaba La Ideal, debajo del Grand Hotel, cuando se convirtió en Carlos V, llamado así en honor al cinco veces gobernador de Santiago Carlos Arturo Juárez (de pie para nombrarlo o se enojan las Quijotes con faldas). Sus habitués se mudaron al Barquito, espantados con esos aires aristocráticos que le dieron al otrora popular café. Y volvieron a sentirse en casa viendo desfilar chicas por la vereda, oyendo el rumor de las palomas que bajan a desayunar, sabiendo que en cualquier momento pasará u