Hombre leyendo El autor transita un largo rodeo para contar un prejuicio que tiene contra cierta gente Hija querida. Voy a dar un rodeo para explicarte un asunto que no me deja dormir, prácticamente desde que naciste. Es algo que me desvela, me tiene mal, me hace despertar por las noches sudando frío. Es lo siguiente. Muchos saben que, si se van a vivir y a trabajar a Europa, es muy posible que allá les digan “sudacas”. Por estos pagos pocos han oído la palabra, por eso aquí no es un insulto ni es nada. No tiene ningún significado. En la Argentina, en realidad, hay 40 y pico de millones de sudacas que, si les dicen que ese será su nombre apenas consigan un trabajo de albañiles en Valencia ni se mosquearán y agarrarán viaje. Les dará lo mismo que los llamen así en España, Francia o Portugal. O la Conchinchina, si viene al caso. Algunos judíos dicen que somos goy. No sé si es un insulto o solo una referencia para quienes no tienen esa religión. Pero, sabes qué, me resbala, de la misma ma
Cuaderno de notas de Santiago del Estero