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Mostrando las entradas etiquetadas como Abuelos

CRÓNICA Los fantásticos Reyes Magos

Los Reyes Magos, a mdo de ilustración nomás La que sigue ocurrió realmente, hay fotografías que se tomaron esa noche cuando a la casa de mis abuelos llegaron visitas inesperadas Aquel año ocurrió algo fantástico en el campo de mi abuelo, bosque adentro de Santiago. Si es de los que creen en que los acontecimientos más asombrosos se producen en el lugar menos pensado y de una forma en que nadie se imaginaría, siga adelante con la lectura de este escrito, si no, para qué. Hay asuntos que, si los analiza mucho, si los piensa con cuidado, terminará convirtiéndose en un escéptico, de los que todo lo saben, pero no creen en nada. Resulta que después de Año Nuevo siempre llegábamos de visita a Sol de Mayo, departamento Jiménez, durante el resto de las vacaciones de verano, a veces hasta con varios amigos, mis abuelos siempre estaban felices de recibirnos, como que los alegraba tener la enorme casa aquella, llena de chicos. No sé por qué, en casa, los regalos que traía el Niño Dios eran más im

TRADICIONES ¡El rito!, claman los padres

Apocalipsis bíblico Aquello en que se asienta una civilización está terminando de podrirse por dentro, con sus cimientos podridos y sus techos por los que se filtra la lluvia del mundo Creíamos en lo que estaba destinado a que pensáramos, que era, en esencia, lo mismo en lo que habían creído nuestros padres, nuestros abuelos. Nunca dudamos, era eso, sólo eso, nada más que eso. De repente un grupo empezó a pensar y proclamar que las cosas no eran así sino de otra manera. Había otras formas de concebirlo, algunas completamente absurdas para imaginar lo mismo en que habían creído nuestros padres, nuestros abuelos, pero de una manera ligeramente cambiada. Al menos al comienzo. Primero fueron algunas pequeñas maneras de hacer todo (el rito, el rito, ¡el rito!, clamaban los padres), quién se iba a preocupar por eso, pero después hubo otras y luego otras más y al final cuando se metieron con el fondo, las formas eran tan laxas que el fondo no importaba mucho. Además, quién iba a meterse con c

HISTORIA Tutité

Micaela y Raúl Mis abuelos paternos decidieron hablar de “tú”, en vez de usar el “vos” que se estaba imponiendo en ese tiempo El cuento de la familia dice que cuando mis abuelos paternos estaban de novios o recién se habían casado, decidieron hablar de “tú”, en vez de hacerlo con el “vos”, que usamos todos ahora. No sé por qué lo hicieron, pero lo sospecho. Imagino que, en ese tiempo, mediados de la década del 20 del siglo pasado, estaba cambiando el idioma de los argentinos, entre otras razones, por la radio. Quizás de chicos hablaban de “tú” y de grandes quisieron conservarlo. De tal suerte que, mi tío Raúl, mis tías y mi padre, hablaban así, sin ningún problema, les salía natural, es lo que se acostumbraba en la casa, contra la manera en que hablaban todos. Algunas de mis primas siguen hablando de “tú”, pero no sé si sus hijos lo usan o se pasaron al “vos”. De chicos, alguna vez sentí a mi madre hablar de “tú” con mi padre, pero nosotros, los hijos, digo, voseamos desde siempre. Lo

EMIGRACIÓN Idas y venidas por el mundo

Pasaporte nacional Lo que somos hoy es fruto de lo que hicieron esos argentinos, nuestros padres, nuestros abuelos y de lo que venimos haciendo nosotros A fines del siglo XIX Europa estaba diezmada por las guerras, estragada por la pobreza, sumida en la desesperación. Cientos de miles de hombres en edad de trabajar cruzaron el Atlántico en barco para venir a la Argentina. Muchos querían levantar una cosecha, hacer unos pesitos y volverse, pero se fueron quedando porque la vida era fácil en comparación con su país de origen, aquí comían bien y si trabajaban duro, estaban seguros de que saldrían adelante. Para ese entonces los europeos ya tenían más de 400 años en América, mal que mal habían hecho la Guerra de la Independencia, sorteado las guerras civiles y en esos momentos se estaban terminando de organizar bajo los parámetros del constitucionalismo. La sangre nueva, de otras culturas, duplicó la cantidad de habitantes y enriqueció el acervo inmaterial local con sus costumbres, sus co

ANTIGUALLAS La Isla de los Guayacanes

Quimil en flor No queríamos perder el atardecer poniéndose detrás del algarrobo ni el silbo de la perdiz ni la algarabía de las catitas Algún día contaré a mis hijos que he caminado debajo de un bosque que le llamábamos la Isla de los Guayacanes y que a su leve sombra descubrí una frescura diferente durante el verano. Recordaré también que anduve por picadas de viejos carros que venían traqueteando, trayendo leña, una carga de postes y a veces hasta una familia entera, con camas, espejos, abuelos, nietos y hasta perros, cuando había que mudarse a Tucumán para el invierno. —Hijos, ¿ven todo ese sembrado, con hileras parejitas y aburridas de soja? Bueno, antes era un bosque desordenado pero auténtico. Lo que ahora siembra el hombre, hasta hace unos años nomás lo hacían los pájaros, las vacas, el viento, el agua, la propia naturaleza. Esa desolación color verde dólar durante algún tiempo fue la casa de tu madre, de tus abuelos, los padres de tus abuelos y sus padres también. En los tiempo

TAPERA Recuerdo del olvido

Hugo Argañarás: "Tapera en Pampa Pozo”, departamento Pellegrini, acrílico sobre fibrofacil “Usted se va y al tiempito todo empieza a cambiar, la Josefa tuvo un hijo, dicen que era de Luisito, el hijo de los Gutiérrez” Después muchas vidas, una tarde que andaba cerca, volví al pago que había sido de la infancia, al viejo rincón que había sabido ser de los abuelos. La casa se había convertido en una triste y oscura tapera con rastros de animales, olor a meada de gatos e inscripciones obscenas, garabateadas con carbón en las paredes, que seguramente pintó algún linyera que se quedó a dormir y dejó rastros de una fogata en el corredor, quizás la única parte con techo seguro que quedaba. El abuelo de mi abuelo, quizás su padre o su abuelo, había llegado a aquel lugar del norte de Santiago, en ese entonces una pampa de pastos con islas de bosque ralo y desierto de cristianos. Levantó corrales, cavó una represa, construyó la casa, compró hacienda, se hizo de un pequeño capital y cuando l

CERDOS El que terminó con el machismo

Jim West “En lo de los abuelos la vida era una fiesta constante mientras la infancia no terminaba de mandarse a mudar” En un tiempo a mi abuelo se le dio por los cerdos, pero a gran escala. Habíamos cosechado mucho zapallo forrajero y, como no tenía precio (“ni tiene ni tenderá”, decía el viejo), decidió armar la chanchería. Nos pusimos de tarea, porque hasta que no terminaba lo que estaba haciendo, el viejo no se detenía. Un pariente consiguió tres o cuatro camionetas de afrecho de maíz y ya tuvimos para darles de comer. Para los empiezos, al menos. Arrancamos con dos chanchas preñadas que le cambiamos por un mulo y tres cabritos a un vecino, más un chancho grande que ya estaba engordando en la casa desde antes. Cerca del surgente instalamos un gran corral, bien seguro, con parideras, mucha sombra y, por supuesto, abundante agua. En lo de los abuelos la vida era una fiesta constante mientras la infancia no terminaba de mandarse a mudar. Cabíamos primos, tíos, amigos en alegre camarade

OPINIÓN Reivindicaciones genealógicas

Los ofendidos son muchos Los criollos no nacen con prerrogativas de sangre en este país, pero otra gente sí Algunos vivimos en el limbo genealógico. ¿Cómo es eso? Y sí. Mis cuatro abuelos, ocho bisabuelos y 16 tatarabuelos eran argentinos y de ahí, buscando un poco para arriba quizás haya un italiano, un español, alguno venido de otra parte, pongalé de Chile, de Bolivia, del Paraguay quizás. ¿Y eso qué tiene que ver? Mucho, porque no tengo reivindicaciones para plantear en ninguna parte. Es decir, no puedo ir al consulado de otro país a pedir que me otorgue la ciudadanía, como otra gente que sí lo hizo y hoy tiene, por las dudas, adonde mandarse a mudar si las cosas se le ponen feas aquí. Por otra parte, si pudiera probar que tengo sangre indígena —y la debo tener, porque en tantos años de andar por estos caminos mis antepasados se deben haber cruzado— entonces podría reivindicar un terreno usurpado por los conquistadores. Digamos que nacería con coronita o con lo que otros llaman “pre