Los ofendidos son muchos |
Los criollos no nacen con prerrogativas de sangre en este país, pero otra gente sí
Algunos vivimos en el limbo genealógico. ¿Cómo es eso? Y sí. Mis cuatro abuelos, ocho bisabuelos y 16 tatarabuelos eran argentinos y de ahí, buscando un poco para arriba quizás haya un italiano, un español, alguno venido de otra parte, pongalé de Chile, de Bolivia, del Paraguay quizás.
¿Y eso qué tiene que ver? Mucho, porque no tengo reivindicaciones para plantear en ninguna parte. Es decir, no puedo ir al consulado de otro país a pedir que me otorgue la ciudadanía, como otra gente que sí lo hizo y hoy tiene, por las dudas, adonde mandarse a mudar si las cosas se le ponen feas aquí.
Por otra parte, si pudiera probar que tengo sangre indígena —y la debo tener, porque en tantos años de andar por estos caminos mis antepasados se deben haber cruzado— entonces podría reivindicar un terreno usurpado por los conquistadores. Digamos que nacería con coronita o con lo que otros llaman “prerrogativas de sangre” y hoy andaría levantando una bandera multicolor, reclamando miles de hectáreas de tierra para mi tribu y para mí. El drama es que no tengo cómo probarlo, con papeles en la mano, al menos.
¿Usted cree que es gracioso? De ninguna manera. Mire, cómo será que en la Patagonia los mapuches andan luchando a brazo partido para fundar un nuevo país, quizás del río Colorado al sur. No solamente tiran piedras, andan calzados con armas largas y no permiten ni a la policía que entre a sus enormes terrenos, como hacía un diputado santiagueño con campos cerca de Frías (y paro aquí con lo de Frías para no tener problemas).
No le voy a dejar pasar lo de “prerrogativas de sangre”, algo que solamente gozan los blancos. Ah, bueno. ¿Cómo le llama a usted al reclamo por un derecho que nunca se tuvo, nunca se lo quitaron, jamás fue suyo? Claro que se lo quitamos, cuando los blancos invadimos su territorio. ¡Ah, bueno!, pero eso sucedió hace mucho. A ninguno de los nacidos hoy en día le sacaron nada. Además, eso de llamarnos “blancos” me parece de una discriminación indignante. ¿O no somos todos “gente” o “humanos”, sin importar el color de la piel?, ¿ustedes discriminan y nosotros lo tenemos prohibido?
Está documentado que les sacamos sus tierras y jamás se las devolvimos. Oiga, oiga, eso es macaneo puro y duro. ¿Por qué? También hay libros que explican cómo maltrataban a los criollos, como el “Martín Fierro” y jamás se nos ocurriría hacer una marcha para reivindicar nuestros derechos conculcados por los políticos de entonces.
¿Acaso usted no lee historia? Alguito, no mucho. Pero con el criterio de usted, deberían venir los descendientes de la Agustina Palacio de Libarona a reclamarle al gobierno santiagueño lo que perdió porque su marido murió en el presidio del Bracho. Con unas cuantas leguas cuadradas de tierra aquí cerquita, las podríamos compensar. O los descendientes de Juan Francisco Borges demandar al Estado Nacional porque un general de su Ejército, Manuel Belgrano, lo mandó a fusilar al pariente. Y así sucesivamente hasta que tengamos que alquilar toda Catamarca para entregar terrenos a la tracalada de ofendidos y despojados que salen en los libros de historia.
Pero, ¿usted no cree en las reivindicaciones de los pueblos? La verdad que no. ¿Y qué me dice de las Malvinas? Que primero, es otro tema. Pero, si quiere mi opinión le digo que antes de pensar en hacerlas nuestras, deberíamos merecerlas. Es decir, deberíamos ser un país hermoso, con instituciones fortísimas, una economía floreciente, escuelas maravillosas, para que los kelper se quieran hacer argentinos.
¿Eso nomás tiene para decir? Esito nomás. Muchas gracias por la atención. Sigan en lo suyo. Buenos días, buenas tardes, buenas noches.
©Juan Manuel Aragón
¿Usted cree que es gracioso? De ninguna manera. Mire, cómo será que en la Patagonia los mapuches andan luchando a brazo partido para fundar un nuevo país, quizás del río Colorado al sur. No solamente tiran piedras, andan calzados con armas largas y no permiten ni a la policía que entre a sus enormes terrenos, como hacía un diputado santiagueño con campos cerca de Frías (y paro aquí con lo de Frías para no tener problemas).
No le voy a dejar pasar lo de “prerrogativas de sangre”, algo que solamente gozan los blancos. Ah, bueno. ¿Cómo le llama a usted al reclamo por un derecho que nunca se tuvo, nunca se lo quitaron, jamás fue suyo? Claro que se lo quitamos, cuando los blancos invadimos su territorio. ¡Ah, bueno!, pero eso sucedió hace mucho. A ninguno de los nacidos hoy en día le sacaron nada. Además, eso de llamarnos “blancos” me parece de una discriminación indignante. ¿O no somos todos “gente” o “humanos”, sin importar el color de la piel?, ¿ustedes discriminan y nosotros lo tenemos prohibido?
Está documentado que les sacamos sus tierras y jamás se las devolvimos. Oiga, oiga, eso es macaneo puro y duro. ¿Por qué? También hay libros que explican cómo maltrataban a los criollos, como el “Martín Fierro” y jamás se nos ocurriría hacer una marcha para reivindicar nuestros derechos conculcados por los políticos de entonces.
¿Acaso usted no lee historia? Alguito, no mucho. Pero con el criterio de usted, deberían venir los descendientes de la Agustina Palacio de Libarona a reclamarle al gobierno santiagueño lo que perdió porque su marido murió en el presidio del Bracho. Con unas cuantas leguas cuadradas de tierra aquí cerquita, las podríamos compensar. O los descendientes de Juan Francisco Borges demandar al Estado Nacional porque un general de su Ejército, Manuel Belgrano, lo mandó a fusilar al pariente. Y así sucesivamente hasta que tengamos que alquilar toda Catamarca para entregar terrenos a la tracalada de ofendidos y despojados que salen en los libros de historia.
Pero, ¿usted no cree en las reivindicaciones de los pueblos? La verdad que no. ¿Y qué me dice de las Malvinas? Que primero, es otro tema. Pero, si quiere mi opinión le digo que antes de pensar en hacerlas nuestras, deberíamos merecerlas. Es decir, deberíamos ser un país hermoso, con instituciones fortísimas, una economía floreciente, escuelas maravillosas, para que los kelper se quieran hacer argentinos.
¿Eso nomás tiene para decir? Esito nomás. Muchas gracias por la atención. Sigan en lo suyo. Buenos días, buenas tardes, buenas noches.
©Juan Manuel Aragón
Tienes muy mucha razón, sobre todo con las Malvinas.!!!
ResponderEliminar¿Cuál es la cuestión? ¿El territorio de las Islas Malvinas o incorporar a los kelpers? Son extranjeros habitando suelo argentino. Con ese criterio, Gayman y otros pueblos patagónicos deberían ser galeses, salvo que se entregue toda la Patagonia a Jones Wallace y sus seguidores.
ResponderEliminarlas malvinas tienen a los kelper adentro desde varias generaciones, si queremos el durazno aguantemos la pelusita amigo cristian
EliminarMuy buena nota , gracias como siempre
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