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Mostrando las entradas etiquetadas como Pala

TUCUMÁN Provincia medio chanfleada

Mapa de Santiago, se ve la casa del autor Los santiagueños no tienen una historia con ingenios azucareros, ni Palito ni la Bomba ni chancaca ni alfeñiques: una teoría sobre las diferencias con los ñañitas Fue hace tanto, que los santiagueños ya se olvidaron del todo y se quedaron sin una historia reciente hecha de ingenios azucareros, como Tucumán. El folklore, que nació, según dicen, en la década del 40 no nombra los carros cañeros en Santiago. Que eran los que iban a la cosecha: en invierno tiraban caña de azúcar en las fincas tucumanas y en verano seguían con su trabajo aquí en el pago, trayendo leña, postes y carbón a las balanzas. No hay en estos pagos una historia hecha a los machetazos, como los ñañitas tucumanos, aquí los cuentos de los padres y los abuelos tienen hacha en sus entrañas, quebracho, algarrobo, mistol, churqui. Hay poco machete por aquí, arma que no servía para horadar el bosque chaqueño que rodeaba a los santiagueños, y aunque parecía imposible, un día erradicaro

SANTUARIO La última sandía

Sandías modernas Fue la última vez que estuvimos todos, cerca de un calicanto celeste con un cielo verde de paraísos a la vuelta Aquella vez fue la última que comimos una sandía todos juntos, detrás de las cañas huecas, el santuario de la mesa blanca y redonda de la que eternamente colgaba un abridor de cocacolas. Estaba terminando de marchitarse la abuela, queríamos verla fuerte y linda como había sido siempre, pero sabíamos que eso no era posible. Esa última vez agarró una pala para abrir una canaleta que llevara agua hasta las plantas más allá de la pileta de lavar, hizo unos centímetros y un nieto se la quitó, igual quedó feliz: “Todavía estoy fuerte”, dijo. Queríamos creerle y, por supuesto le creímos. Era una siesta como tantas otras, ¿ha visto?, el calor apretaba, pero en casa no hablábamos de esas cosas, no pregunte por qué, porque no lo sé. O sí lo sé, mi padre decía que lo que no se nombra no existe, por eso no andábamos todo el día quejándonos de la temperatura. Era una sand