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Mostrando las entradas etiquetadas como Cortesía

URBANIDAD Ah, la puntualidad

Un gesto para agradecer Consejos para el hombre moderno: por qué no se debe llegar tarde a una cita y cómo debe llevarla adelante para su buen fin Ah, la puntualidad. Ser puntual es la mejor manera de demostrar respeto al prójimo. Calcular lo que se demorará para llegar a tiempo y estar en el lugar que se acordó a la hora exacta de la cita, demuestra cortesía, educación y, sobre todo, un acatamiento a la primera ley de la urbanidad, que es cumplir con la palabra. Si el otro es un linyera, el Presidente de la Nación, un cliente, el último empleado de su empresa, un proveedor, no importa, nadie merece que lo hagan perder el tiempo. Para ser puntual debe tener en cuenta de manera fundamental, cuánto se demora en ir desde donde está hasta el lugar de la cita. A buen paso, calcule que echará un poco más de dos minutos por cuadra, alcanza, pongalé tres minutos por si debe detenerse en un semáforo o cruzarse de vereda para evitar una obra en construcción o algo. Si debe bañarse y vestirse,

ESTRELLA Los Reyes eran tres

Melchor, Gaspar y Baltasar "Le preguntamos al padre cómo lo llamarían, nos dijo que le pondrían Emanuel, que significa Dios con nosotros" Éramos tres, no cuatro ni siete ni doce ni veinte y llegamos siguiendo una misma estrella, aunque veníamos de distintas partes de los confines del mundo. Un día nos reunimos cerca de Jerusalén y decidimos preguntarle al rey Herodes, si era cierto que acababa de nacer un niño, que sería el Rey de los Judíos. Si hubiéramos sabido que era falsa su cortesía no habríamos acudido a verlo. Pero, lo que son las cosas, nos ayudó a encontrarlo. Dijo que, por lo que se sabía, estaba anunciado que debía ser en un pequeño pueblo y nos dio su nombre: Belén. Hacia allá fuimos los tres. En un descampado instalamos nuestras tiendas y una noche, cuando dejó de nevar, se abrió una nube y volvimos a ver la estrella. Decidimos seguirla. Hacía frío y el campo estaba silencioso. Cuando íbamos llegando a Belén, nos sorprendieron unos pastores, pues sin decirnos na