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ELECCIONES Los Unos y los Otros

Ilustración Las elecciones cuadreras se suceden en aquel pago con regularidad y orden: y cada uno invierte los papeles cada vez que gana Como tantas otras veces, la elección aquella venía cuadrera. Los Unos contra los Otros, los Unos de aquí, los Otros de aquel lado. Demócratas o republicanos, peronistas o radicales, blancos o colorados, izquierda o derecha eran categorías que no importaban en esa comarca. Es más, en el redondo mundo podrían haber ganado los extraterrestres, pero a ellos lo único que les interesaba era la elección de jefe de la comuna, tres escalones más abajo que un intendente, cuarenta más arriba que un jornalero. Fue una de las tantas veces que los Unos eran los buenos y los malos eran los Otros, los que estaban desde hacía mil años. Los Unos venían a soplar un poco de orden en la política, aire fresco, caras nuevas, renovación, juventud, algo de atrevimiento y una innovación que, a todas luces aquel pueblo venía necesitando. Se disputaba casa por casa, manzana por

DOMA “Cómo pretenden que yo…”

Pobre bicho Qué cosa bárbara eso del show de las domas de potro, ¿no?, cómo se adaptó a la Argentina, un típico espectáculo norteamericano Una cosa es amansar un caballo chúcaro. Hay distintas formas de hacerlo, una de las cuales está perfectamente descrita en el Martín Fierro. Que es a la manera de los indios. Se trata, como su palabra lo indica, volverlo dócil, obediente, sumiso. Para luego someterlo a diversos trabajos, como llevar sulkys, carros, arados o gente. Para eso el hombre ha ideado diversas clases de monturas o arreos, frenos, cabezadas, cabestros, pecheros, en fin. Mientras la indiada intentaba amansar sus potros procurando que jamás se encabriten o salten de un lado al otro, el gaucho, quizás más práctico, ese detalle no le importaba y se salteaba varios meses de cuidados prolijos, haciéndolo pegar unos brincos bárbaros hasta que se cansaba y se entregaba. En vez de varios años de cuidados meticulosos, en uno o dos meses tenía un caballo dócil y obediente, a los golpes,