Ir al contenido principal

DOMA “Cómo pretenden que yo…”

Pobre bicho

Qué cosa bárbara eso del show de las domas de potro, ¿no?, cómo se adaptó a la Argentina, un típico espectáculo norteamericano

Una cosa es amansar un caballo chúcaro. Hay distintas formas de hacerlo, una de las cuales está perfectamente descrita en el Martín Fierro. Que es a la manera de los indios. Se trata, como su palabra lo indica, volverlo dócil, obediente, sumiso. Para luego someterlo a diversos trabajos, como llevar sulkys, carros, arados o gente. Para eso el hombre ha ideado diversas clases de monturas o arreos, frenos, cabezadas, cabestros, pecheros, en fin.
Mientras la indiada intentaba amansar sus potros procurando que jamás se encabriten o salten de un lado al otro, el gaucho, quizás más práctico, ese detalle no le importaba y se salteaba varios meses de cuidados prolijos, haciéndolo pegar unos brincos bárbaros hasta que se cansaba y se entregaba. En vez de varios años de cuidados meticulosos, en uno o dos meses tenía un caballo dócil y obediente, a los golpes, por supuesto, pero manso. Se evitarán aquí algunos detalles muy brutos de esta clase de amansamiento, en honor a que hay damas que leen esta página y podrían impresionarse con los pormenores de esa prueba de hombría barata.
Al parecer (digo al parecer porque es lo que dicen que dicen de allá), los vaqueros norteamericanos también hacían un culto del valor con sus fletes, pero en vez de dejar el asunto ahí nomás, idearon la doma de potros, se llame como se llame en esos pagos. Deportistas como son, los yanquis idearon categorías, estilos, puntajes, jurados y demás. Y, al tiempo, como todo, la moda llegó a estos pagos.
Pero hete aquí que el caballo que en el campo le llaman “chúcaro neto”, es decir el que por primera vez le ponen un bocado, le plantan un apero y lo cinchan, a veces es un bicho impredecible que, del miedo o de la rabia, vaya uno a saber, se queda quieto en un lugar, no hace nada y el espectáculo prometido pasa a ser un fiasco. Por eso, los de la Argentina no son chúcaros, chúcaros, sino fletes que han sido montados varias veces y saben lo que tienen que hacer, forman parte de una “tropilla de reservados”, especialmente destinados a satisfacer el gusto de un público que quiere verlos ganar la desigual lid, a veces hasta pisándole la cabeza al pobre paisano que osó montarlo.
En Estados Unidos, por lo que se observa en las películas, además de la cincha normal, antes de que salga de un brete, le aprietan las verijas con otra cincha más, igual que los toros baguales que montan en esos espectáculos. Imaginesé, en ese caso da lo mismo que sea un animal salvaje o uno amansado, en ambos casos saldrá a los botes, haciendo piruetas, no solamente para sacarse el jinete de encima sino para que le quiten esa cosa que le hace doler —cosquillar, dice el paisano —las partes.
En la Argentina, en los grandes “festivales” de doma, como para diferenciarse un poco además se contrata a guitarreros especializados en doma para que relaten, cuando el paisano triunfa o es derrotado por el animal, en versos octosilábicos, lo que todos acaban de ver. Endemientras, cuando todavía estaba encima del furibundo potro, un locutor especializado va contando lo que sucede, siempre con una manera de hablar que pretende ser campesina, como si el tipo fuera recién llegado de algún pago perdido de la pampa.
El noble trabajo de dejar un caballo listo para las tareas rurales, ha sido reemplazado por la ingrata tarea de que quede peor para el próximo que lo dome. Porque si ese caballo se llegara a hacer manso y no bellaqueara más en el festival de doma, su destino será el de ser vendido para mortadela y no importará que el cantor, en el momento en que se tome la decisión, esté entonando: “Cómo pretenden que yo, que lo crié de potrillo…”. Porque ya se sabe, los patrones suelen ser personas crueles y malvados, pero si son de campo, son peores todavía, según es creencia del pueblo.
Uno, que de chico anduvo a caballo, viajó en un mancarrón maceta periplos que se le hacían a pagos lejanos, que ahora se desandan en media hora de ciclomotor, odia las domas de potro como espectáculo televisivo para turistas ávidos de color local en un fin de semana largo, odia a la gringada levantando carteles que dicen “Monteros”, “Fraile Pintado”, o “Zapala”, para que un locutor de tres por cuatro, nombre su lugar de origen.
A pesar de estar en contra de esa brutalidad gringa, no daría espectáculo yendo a interrumpirlas como hacen esas fanáticas de las mascotitas, porque sabe que es una industria que da de comer a mucha gente humilde, principalmente los valientes domadores, raza explotada de humildes paisanos detrás de un premio que casi siempre se les escapa y que al final no es tan grande.
Y escribe esta nota, solamente para decir que no se trata de ningún acto típico gauchesco ni nada que se le parezca, es solamente una expresión local del que quizás sea el show norteamericano más cabal, pero mal adaptada y sonsa.
Otro día se hablará, otra vez, de quienes suponen que para comer un asado es necesario oir música folklórica, como si degustar salchichas o chucrut no fuera posible sin Beethoven. ¿O acaso si quiere comer pan francés, usté habla como si fuera parisino, con la garganta atragantada, oui, oui? No, ¿qué no?, bueno, eso, digo, Pero, quién sabe.
Juan Manuel Aragón
A 5 de junio del 2024, en la finca “Yana Pilpintu”. Bailando un tango.
Ramírez de Velasco®

Comentarios

  1. Cristian Ramón Verduc5 de junio de 2024, 7:25

    Hay guitarreadas con asado, con locro, con pizza, con "sánguches", sin nada... También veo en nuestro pago gente que se reúne a comer un asado o lo que fuese mientras escucha la música de moda, y deduzco que hay quienes hacen su asado con la música que se les antoje o sin ella. También aún existen algunos velorios con asado en el fondo del terreno, etc. Perdón... Se trataba de caballos (Es que el olorcito del asado lo distrae a uno). Falta poco para el fin de semana. Parece que habrá guitarreadas, sin caballos, espero.

    ResponderEliminar
  2. Buen día don Juan. Hablando de caballos yo le contaré una anécdota. Yo soy del monte ,no del campo y me apodaron de Pilpinto Santos. Un día me encuentre con una chica que me quería y me hacía buscar de más ¿y ud sabe? cuando me deschalé me dijo : Mi amor vos habías tenido como un caballo , yo agrandao le dije "grande verdad" no me respondió , digo por lo cascarudo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

HISTORIA La Casa de los Taboada

La Casa de los Taboada, recordada en El Liberal del cincuentenario Por qué pasó de manos de una familia de Santiago al gobierno de la provincia y los avatares que sucedieron en la vieja propiedad Los viejos santiagueños recuerdan que a principios de 1974 se inundó Santiago. El gobernador Carlos Arturo Juárez bautizó aquellas tormentas como “Meteoro”, nombre con el que todavía hoy algunos las recuerdan. Entre los destrozos que causó el agua, volteó una pared del inmueble de la calle Buenos Aires, que ya se conocía como “Casa de los Taboada”. Y una mujer que había trabajado toda la vida de señora culta, corrió a avisarle a Juárez que se estaba viniendo abajo el solar histórico que fuera de la familia más famosa en la provincia durante el siglo XIX. No era nada que no pudiera arreglarse, aunque ya era una casa vieja. Venía del tiempo de los Taboada, sí, pero había tenido algunas modernizaciones que la hacían habitable. Pero Juárez ordenó a la Cámara de Diputados que dictara una ley exprop

RECUERDOS Pocho García, el de la entrada

Pocho García El autor sigue desgranando sus añoranzas el diario El Liberal, cómo él lo conoció y otros muchos siguen añorando Por Alfredo Peláez Pocho GarcÍa vivió años entre rejas. Después de trasponer la entrada principal de El Liberal, de hierro forjado y vidrio, había dos especies de boxes con rejas. El de la izquierda se abría solo de tarde. Allí estaba Juanito Elli, el encargado de sociales; se recibían los avisos fúnebres, misas, cumpleaños. Cuando Juanito estaba de franco su reemplazante era, el profesor Juan Gómez. A la derecha, el reducto de Pocho García, durante años el encargado de los avisos clasificados, con su ayudante Carlitos Poncio. Pocho era un personaje. Buen tipo amantes de las picadas y el vino. Suegro de "Chula" Álvarez, de fotomecánica, hijo de "Pilili" Álvarez, dos familias de Liberales puros. A García cuando salía del diario en la pausa del mediodía lo esperaba en la esquina de la avenida Belgrano y Pedro León Gallo su íntimo amigo Orlando

HOMBRE San José sigue siendo ejemplo

San José dormido, sueña Un texto escrito al calor de uno de los tantos días que el mundo secularizado ideó para gambetear a los santos Todos los días es día de algo, del perro, del gato, del niño, del padre, de la madre, del mono, del arquero, de la yerba mate, del bombo, del pasto hachado, de la madrastra, del piano de cola, de la Pachamama, del ropero, de la guitarra, del guiso carrero, de la enfermera, del abogado, del pañuelo usado. Todo lo que camina sobre la tierra, vuela en el cielo, nada en el agua, trepa las montañas, nada en las lagunas, patina en el hielo, surfea en las olas o esquiva a los acreedores, tiene su día. Nada como un día sin connotaciones religiosas, sólo nuestro, bien masón y ateo, para recordar a los panaderos, a las mucamas, a los canillitas, a los aceiteros, a los carpinteros, a los periodistas a los lustrines, a los soderos, a los mozos, a los vendedores, a los empleados públicos, a los policías, a los ladrones, a los jugadores, a los abstemios y a los tomad