Cotorrita argentina Las catitas se han convertido en una especie invasora en la capital de los santiagueños: al parecer quieren desplazar a las palomas y los gorriones El catastro delimitó las tierras de la capital de los santiagueños, de tal suerte que todos sabemos que aquí termina mi casa y empieza la del vecino, luego viene el otro y después el otro y el otro, y así sucesivamente hasta el Zanjón. Todos sabemos que esta es la casa de Juan, aquella la de Pedro y más allá la de don Luis. Lo que no es nuestro, como las calles, los paseos, las plazas, es de todos. Ahá, hasta aquí muy bien, pero, ¿y el aire? El espacio que ocupan los 10 metros por 30 de su lote, es suyo hasta la luna. En el limpio cielo de Santiago, se están librando, en estos momentos, ruidosas batallas por el control del aire de la ciudad dentro una guerra sin cuartel que podría tener consecuencias imprevisibles el día de mañana. Por si no lo ha notado, don, las catitas están pintando de verde el azul firmamento de la
Cuaderno de notas de Santiago del Estero