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Mostrando las entradas etiquetadas como Oscura

DESEO La morocha me lleva el alma

Norocha sudada De joven, muchas veces la besé en la boca con desesperación, sobre todo durante las tórridas tardes del verano santiagueño Es morocha, flaca, con un cuerpo parejo que parece tallado a mano. La observo con deseo, sobre todo durante el caliente verano santiagueño, cuando llega toda sudada, con gotitas refulgentes corriéndole por la oscura piel. Ah, en esos días me demoro acariciándola de arriba abajo y alargo el momento en que será totalmente mía. Cuando era joven me gustaba besarla en la boca con desesperación. Pero uno se va volviendo viejo y prefiere ser más pausado, lento, haciendo durar el instante en que la poseerá, de tal suerte que podrían ser una sola alma. Las rubias son hermosas, lo mismo que las coloradas, pero —qué quiere que le diga— a mí me llevan el alma las morochas. Sobre todo, porque la superficie es muy parecida a lo que tienen en el interior: un alma negra que eleva el espíritu y hace vibrar el corazón. En el invierno también tenemos nuestros días, no ...

LEÍDO PARA USTED Justo antes del amanecer

La nota original no traía ilustración Contexto. Una columna fija de un diario de Filipinas, cuyo título es “Honrando a mi madre”, ofrece algunas reflexiones acerca de la fugacidad de la vida y del misterio de la muerte. Escrita en un particular estilo personal, es posible que ofrezca algunas pistas a quienes recientemente perdieron un ser querido y suponen que nunca se repondrán de su partida. Son miradas aturdidas, las de quienes han perdido a sus seres queridos recientemente, sobre todo cuando se están despidiendo en el cementerio: lo que sigue después Por Icoy San Pedro del Mindanao Times publicada el 9 de febrero en Mindanao, Filipinas Es donde uno encuentra la hora más oscura, como dice la canción. En mi vida, debo haber tenido muchas experiencias desagradables al presenciar innumerables miradas aturdidas de quienes han perdido a sus seres queridos, especialmente en el último momento de la despedida en el cementerio. Durante mucho tiempo, estos momentos oscuros, entumecidos has...

LUJURIA Una mujer de sueño

Recuerdos juveniles La conocí grande cuando andaba cerca de sus cuarenta, tal vez un poco menos. Yo tendría catorce, quince años a lo sumo. Apreciaba la hermosura que seguramente habría tenido en su juventud, sin darme cuenta o quizás sabiendo de alguna oscura manera, que esos tiempos seguían siendo suyos, y esplendorosos, además. En ese entonces una mujer grande se vestía, se peinaba, caminaba y actuaba como una mujer grande, no como ahora que las madres se visten con más transparencias y escotes que las hijas. Y se ríen con la panza: “Cosa de putas”, habría dicho mi abuela quizás con algo de razón. Ella no era así. Una sola ocasión mi madre la nombró, para decir que era una “mujer digna”, refutando a alguien que le contaba no sé qué chisme sobre ella. Me quedaron grabadas aquellas dos palabras, como un requiebro entre mi imaginación y la realidad. Pero, ya se sabe, los varones vivimos los sueños si la vida no nos alcanza. Tenía rodete, una antigüedad ya por entonces. Las mujeres de s...