Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Petiso

CABALLOS El moro del tío

Yeguada del saladillo, foto de ilustración “Muchos años he vuelto y revuelto a esos tiempos, ya sea soñando despierto o con los ojos cerrados, en medio de la alta noche” El Petiso Viejo estaba en la escala más baja de los muy buenos caballos maceta que supo tener mi abuelo en el campo. En ese cansado y viejo flete todos habíamos aprendido a montar de muy chicos. De ahí habíamos pasado al Lucero, un oscuro con una estrella en el medio de la frente o al Petiso Nuevo, al que también llamábamos Zainito, que eran un poco superiores al primer grado inferior que significaba el Petiso Viejo. Cada año, al volver a pasar las vacaciones en el campo, mi abuelo nos aguardaba con la sorpresa de un nuevo caballo en el que jugaríamos nuestras habituales correrías de niños. Como si hubiera sabido, decía: “Juan es grande para el Petiso Nuevo, este año tiene que andar en el Potrillo”. Y uno se sentía feliz por el ascenso, porque montar en el Potrillo era lo mismo que militar en las ligas superiores. En l

ESPANTOS El Petiso Fantasma asustaba en el Bajo

Una de las últimas veces en el pago La nota que nunca publiqué cuando volví del pago por última vez En unas vacaciones del diario anduve por el pago, Sol de Mayo, departamento Jiménez, como laburaba de periodista en un diario y andaba cargando el carné, aproveché para hacer algunas notas referidas a un fantasma Petiso que había aparecido hacía unos días y tenía a todo el mundo hablando solamente de eso. Que el Petiso de aquí, que el Petiso de allá, que el Petiso esto, que el Petiso aquello, no había otro tema de conversación.  Un decir, llegaba a una casa y me preguntaban: “Usté qué opina”, “qué opino de qué”, “del Petiso del Bajo”. Me quedaba callado y sólo decía: “Qué barbaridad, ¿no?”, porque no tenía qué agregar. Hasta que, a los dos o tres días, pelé el carné y salí a enfrentar a los que decían haber visto el espanto en vivo y en directo. Miguel Llodrá narró que varios días le duró una ´tiritación´ en todo el cuerpo—así lo anoté—y que le volvía ese tembladeral de las carnes cuan

LEYENDAS El ocaso de los espantos

Kakuy de la plaza de Loreto Fantasmas, aparecidos, espectros, espíritus, sombras, preocupados por una época que se acabó A veces suele venir la Mujer de Blanco, es una de las pocas que quedó con trabajo después de que tumbaran el bosque que antes sabía ser. La última vez contó que laburaba de llorona en la orilla de los pueblos. Espera que se acercaran dos o tres changos, si andan machados mejor. Y se larga a llorar a los alaridos. Con eso suficiente. La Telesita está vieja para venir a las reuniones, se le aparecía a la gente cuando salía de las fiestas, danzaba en medio del polvaderal y después desaparecía en medio de una chacarera antigua. Pero eso era cuando los bailarines volvían en sulky de los carnavales, ahora andan en moto, en auto, en cuanto quiere salir al cruce para hacer sus malabares ya le han pasado a toda velocidad y debe hacerse a un lado por miedo de que la choquen. Además, le duelen los huesos, poco ve y no tiene plata para los anteojos. Y está grande para seguir dán