El aire acondicionado nocturno de antes Es la conversación favorita de todo el año, venga o no venga a cuento, invierno y verano, de enero a enero y si no está, lo extrañan El amor que sienten los santiagueños por el calor desde hace varios años, quizás desde el principio de los tiempos, viene superando los límites del entendimiento humano. Es increíble, inaudito, nunca visto, el extravagante cariño que le tienen al calor. Se esfuerzan, a como dé lugar a sentirse siempre acalorados, molestos, fatigados, sudados, pegosos, mal. Para saludarse no dicen: “Buenas tardes, ¿cómo estás?”, sino: “Buenas tardes, qué calor”, la cortesía indica que, a su vez, el otro responda: “Sí, pero mañana va a hacer más”, y se cierra el diálogo con un contundente: “Vamos a arder”. Después de toda esta introducción, el ama de casa educada recién le pedirá al verdulero una oferta de papa, medio kilo de tomate, aquel pimiento que parece tan rico o una sandía. El santiagueño se regodea con el calor, lo persigue a...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero