Ir al contenido principal

CORAZÓN Santiago late en sus calles y avenidas

Hacia dónde va la gente

Descripción del movimiento de una ciudad que siempre corre hacia alguna parte

La ciudad hiberna durante la noche, con espasmódicos autos pasando a deshora, quizás llevando a un enfermo, tal vez a un amante que vuelve a su casa, aguaitando el ruido de cadenas de los seres que la pueblan y que jamás se dejan ver. Sus calles permanecen umbrías, un gato cruza de vereda de vez en cuando, un canillita de los pocos que van quedando pasa en su bicicleta, una pareja se besa bajo la oscuridad de un naranjo, a lo lejos los perros le aúllan a la luna.
Un rato antes de las seis, el corazón vuelve a latir, primero con timidez, luego cada vez con más fuerza, hasta que se siente venir el río y una avenida incontenible se desborda por sus principales arterias. Laten con fuerza las ruedas contra el pavimento, el ruido de motores es imparable, hay alguna frenada amanecida. Desde lejos se siente un rumor sordo, un sonido apagado que ya no se detendrá durante toda la jornada.
Pero esa resonancia tiene sus compases, la mañana es un subibaja de sístoles y diástoles, pocos minutos después de las siete de la mañana su ritmo aminora el paso, se hace más tardo, la gente ha llegado a las oficinas públicas y un olor a mate cocido se expande por todas las reparticiones municipales, provinciales, nacionales, hospitales, Palacio de los Tribunales, comisarías. Mientras, afuera la calle no frena el movimiento, que seguirá rodando hasta un poco más de las 10 de la noche.
De nuevo acelera antes de las 8 de la mañana, cuando los dueños de los negocios y sus empleados van llegando al trabajo, con ellos, los proveedores, los camiones de las bebidas, las camionetas que vienen del mercado de Abasto en La Banda rumbo a las verdulerías de los 50 barrios santiagueños y los vehículos de los mil y un traslados de muebles, mercadería, remiseros, se encargan de seguir hinchando el pecho de una ciudad que respira por la gente que trabaja en sus calles.
Una nueva parada la mantiene más o menos quieta, desde las 8 y media de la mañana hasta cerca de las 11, en que vuelve a vibrar con movimientos cada vez menos convulsivos, retomando otra vez el compás frenético, poniendo nerviosas a las veredas, las paredes, los cables que no llevan nada en sus entrañas. Las dobles y triples filas en las puertas de las escuelas ponen nervioso a más de uno y hay bocinazos de los apurados de siempre.
Después de la 1 de la tarde empieza la vuelta a casa, miles de automóviles, motocicletas, ómnibus, ciclistas corren lo más rápido que pueden al almuerzo en su casa y se congestionan en algunas de las angostas callejuelas santiagueñas, deben esperar con paciencia a que se destrabe el tránsito para continuar camino rumbo a los lejanos barrios.
Una hora después, cerca de las 2 y cuarto de la tarde, será como si nada hubiera pasado en esas calles. En el sopor de la siesta, cuando no es verano ni hacen 50 grados a la sombra, el runrún sigue siendo constante, casi con la calma de un sueño ciudadano que otra vez se despertará a las 5 de la tarde para continuar con el eterno péndulo que no se detendrá jamás, mientras esta ciudad siga habitando el planeta, bajo las mismas estrellas que miraron nuestros antepasados los gauchos y antes de ellos conquistadores españoles y antes de enantes los indios, y así hasta llegar al último dinosaurio o pichi bola que sobrevivió a todos los tiempos que hubo en el mundo.
Mañana será otro día. Cuestión de esperarlo y sentirle el pulso en las calles de este Cielo santiagueño, siempre el mismo. Siempre otro.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

  1. Excepcional forma de expresar la vida de nuestro Santiago del Estero. Es un ser cambiante, late con el paso del tiempo y crece día a día. Muy bella tu forma de expresarlo. Un abrazo!!

    ResponderEliminar
  2. ¡Buenísimo! Me ha gustado esta prosa poética con que nos muestra lo que ocurre cada día y parece que no lo vemos.

    ResponderEliminar
  3. JUAN MANUEL,. QUE LINDO, QUE BUENO ESTA MANERA DE PINTAR TU ALDEA. JUANCHO TODO ESTO QUE ESCRIBES ESTÁ EN ALGUN LIBRO ?

    ResponderEliminar
  4. JUAN MANUEL, ESTA HERMOSO, FELICITACIONES

    ResponderEliminar
  5. Preciosa descripción de una ciudad del interior.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cómo serán las ciudades del exterior ?

      Eliminar
  6. Y el alma mula? Que horario le damos?

    ResponderEliminar
  7. Muy buena apreciación y narración del día a día en nuestro pago , te felicito. Un gran abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Juan Manuel. En tu descripción de la actividad urbana te faltó mencionar las innumerables colas de planeros en las veredas de la ciudad, que vi en esta visita a Santiago

    ResponderEliminar
  9. Muy buena descripción, me hizo recordar a Ray Bradbury, lo disfruté mucho!!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

AÑORALGIAS Santiago querido

La Secco Somera lista (a completar), de lo que hay todavía en la ciudad mágica habitada por los santiagueños, sus sueños y saudades Algunas cosas que antes sabía haber en Santiago y no hay más, se perdieron para siempre, consignadas en este sitio para que al menos quede su recuerdo. Esta lista la publiqué hace algunos años en Feibu y los amigos la completaron. 1 Helados “Kay”, más ricos no hay. 2 El auto Unión, (con motor de dos tiempos, como la Zanella). 3 Las heladeras Vol-Suar. 4 Las prohibidas del Renzi (¡Coca!, cuánto amor). 5 La bilz de Secco (la de ahora no es lo mismo, qué va a ser). 6 El Santa Ana, El Águila, empresa Robert, el Manso llegando desde el fondo del saladillo. 7 Cheto´s bar. 8 El peinado batido de las mujeres. 9 El jopo (ha vuelto, pero como mariconada). 10 La nueva ola y los nuevaoleros. 11 El Tuco Bono. 12 El departamento Matará. 13 Panchito Ovejero vendiendo billetes de lotería. 14 La Porota Alonso. 15 La Gorda de Anelli. 16 Tala Pozo. 17 Mi tata. 18 Panadería L

LEYENDA El remís con chofer sin cabeza

Imagen de Facebook de David Bukret Un misterioso auto circula por las calles de Santiago y La Banda: un caso que está dando que hablar en todos lados Un hombre detiene su motocicleta en el parque Aguirre, lleva una mujer atrás, son las 3 de la mañana. Se apean debajo de un eucalipto, justo cuando empiezan a besarse aparece un auto, un remís que los encandila y se queda parado, como esperando algo. Ella pega un grito: “¡Mi marido!”, suben de nuevo a la moto y se van. Antes de irse, el hombre observa que en el remís no hay nadie, parece vacío, pero ya ha acelerado, a toda velocidad y no se va a detener. Ha pasado varias veces, según cuentan los parroquianos en el café con nombre y apellido, en una historia que va pasando de mesa en mesa, repitiéndose todos los días con más detalles. Las mentas hablan de un remís que aparece de manera impensada, no solamente cuando detecta traiciones amorosas, sino que asustó a varios muchachos que andaban trabajando de noche en casas que no eran las suya

EVOCACIÓN El triste final de la Dama de Hierro

Mercedes Marina Aragonés El recuerdo para quien el autor de esta nota llama Dama de Hierro, algunas anécdotas y la apreciación sobre una personalidad controvertida Por Alfredo Peláez No fue el final que posiblemente soñó en sus años de poder y esplendor. Cuando el nombre Nina paralizaba hasta el más taimao. Se fue en silencio, casi en puntas de pie, como vivió sus últimos años. Muy pocos lloraron a Marina Mercedes Aragonés de Juárez, la dama que supo ser de hierro, en tiempos idos. Seguramente coqueteó en esos años con un funeral al estilo Evita, con su féretro en el salón principal de la Casa de Gobierno, o en el Teatro 25 de Mayo, y largas colas de santiagueños para darle el último adiós. Pero solo fueron sueños de diva. Nada de eso ocurrió. Los diarios santiagueños apenas se hicieron eco de su fallecimiento. Al fin y al cabo, más importante eran los 470 años del pago que ella intento domesticar a rienda corta y chicote. Quedarán miles de anécdotas que la tuvieron como protagonista.