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Zulema Yoma |
El 12 de junio de 1990, Zulema Yoma es echada de Olivos por orden de su esposo, el presidente Carlos Menem, bajo la supervisión del brigadier Andrés Antonietti
El 12 de junio de 1990, Zulema Yoma fue echada de Olivos. Fue a la tarde, cuando intentó regresar a la residencia de Olivos, pero fue en vano. La escena, que pasaron por la televisión, se convirtió en un episodio dramático, pues había sido expulsada por orden de su esposo, el presidente Carlos Menem, bajo la supervisión del brigadier Andrés Antonietti, jefe de la Casa Militar. La quinta estaba poblada con fuerzas policiales, y Antonietti incluso se había armado con un aerosol paralizante, por si debía vencer la resistencia física de la primera dama.Ella, decidida a resistir la expulsión, se vio persuadida por su hijo Carlos Júnior cuando este descubrió una ambulancia estacionada en la entrada. Temeroso de que su padre ordenara su internamiento en un psiquiátrico si provocaba un alboroto, Carlos Júnior la convenció de marcharse.La amenaza no era infundada; en refriegas matrimoniales previas, se habían proferido amenazas de este tipo. Incluso, se le había atribuido a Zulema la afirmación de que su esposo había colocado un cocodrilo en la pileta para atacarla. El peronista también le había pegado muchas veces, dejándole la cara morada como consecuencia de los golpes.En medio de la tensión, el hijo mayor de Zulema no dudó en reprochar públicamente a Menem su accionar: “Nos echaste como se echa a un perro”. Con el apoyo de sus hijos, ella se retiró de Olivos, lanzando acusaciones de corrupción hacia el presidente y su círculo cercano, mientras que más tarde denunciaría el "machismo recalcitrante" que percibía en el comportamiento de su esposo.
Menem, por su parte, se justificó desde las portadas de las revistas, declarando: “Entre la Patria y la familia, elijo la Patria”, pero el país, peronizado por completo ya para ese entonces no se le carcajeó en la cara.
El desalojo de Zulema y sus hijos no fue una medida repentina. Menem respaldó legalmente su decisión mediante el decreto 1026, que otorgaba al Presidente el exclusivo control sobre el acceso, permanencia y uso de las instalaciones de la residencia. Esta resolución había sido firmada diecisiete días antes del desalojo, el 26 de mayo de 1990.
Las razones detrás de la drástica decisión de Menem trascendían lo meramente conyugal; él sentía que Zulema intentaba influirlo políticamente. Algunas declaraciones públicas de ella, como acusaciones de corrupción dentro del gobierno, y sus relaciones cercanas con figuras como el coronel Mohamed Alí Seineldín, llevaron a Menem a alejarse definitivamente.
El matrimonio, que había sobrevivido durante veinticuatro años a riñas, separaciones y los romances extramatrimoniales de Menem, finalmente llegó a su fin. La separación se volvió inevitable tras el escandaloso desalojo de Zulema de la residencia de Olivos. Desde la edición 712 de mayo de 1990 de la revista “Somos”, que anunciaba "Menem se separa de Zulema", hasta su partida de Olivos el 16 de ese mes, el matrimonio llegó a su fin.
La relación tumultuosa entre Menem y Zulema había sobrevivido a múltiples desafíos. Se habían separado por primera vez en el verano de 1984, cuando Zulema buscó refugio en la casa del jefe de la Policía de La Rioja, Héctor García Rey, tras una golpiza de Menem. Sin embargo, incluso en medio de separaciones y escándalos, su relación continuó enredada en religión, amor, rencor, traición, política, violencia y perdón.
El divorcio entre Zulema y Menem se concretó en 1995, cuatro años después de que ella iniciara los trámites por "injurias graves e infidelidad". Pero este divorcio no marcó el final de su relación. Zulema estuvo junto a Menem hasta su fallecimiento el 14 de febrero de 2024, a los 90 años de edad. En los últimos tiempos, lo cuidó en su residencia de Belgrano, e incluso se rumoreó sobre un posible nuevo matrimonio.
A lo largo de los años, la relación entre ambos fue una historia de altibajos, marcada por el poder político, las pasiones personales y las luchas internas. Aunque su matrimonio terminó en la separación, su vínculo continuó dejando una huella indeleble en la historia política y social de Argentina.
Cuestión personal
Cuando en 1993 fue intervenida la provincia de Santiago del Estero, el brigadier Andrés Antonietti fue uno de los que andaba cerca de Juan Schiaretti, amparándolo desde las sombras, pues se trataba de un político joven e inexperto, pobre corderillo, que recién se estrenaba en la política grande. Cuando vino Menem al Congreso Eucarístico de Santiago, observé con mis propios ojos, en el aeropuerto de Mal Paso, que una morocha era acompañada por su cafisho, en espera de que Menem la requiriera —o no —según sus necesidades, informaban los custodios. El cafisho era Antonietti. Es decir, toda una vida dedicada a prepararse militarmente, para terminar siendo el proveedor de minas de un Presidente cualquiera.
Juan Manuel Aragón
©Ramírez de Velasco
"Menem lo hizo"... y nadie lo deshizo. (Aplicable a muchas cosas).
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