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Mujer, imagen de archivo |
Nunca supo si se daba cuenta de que él la observaba, digamos de manera furtiva, con un dolor incurable en el pecho
Le gustaba esa mujer como nunca le había gustado otra en toda su vida. Siempre la había observado desde las sombras, fantasma de fantasmas de un amor imposible. Parecía culta, creía que tendría una conversación agradable y la imaginaba con una personalidad tersa, sin muchos vericuetos abruptos. Se conformaba con cruzarla por la calle y a veces, saludarla amable pero lejanamente. Podría haber sido un amor oscuro, como un siniestro personajes de película norteamericana de terror o de angustia, que espera el momento propicio para mandarse alguna macana con la chica, secuestrarla o algo. Pero él era más bueno que el pan así que olvidesé, si busca algo así no sucederá en este relato.Nunca supo si se daba cuenta de que él la observaba, digamos de manera furtiva, con un dolor incurable en el pecho. Y desde siempre estuvo seguro de que jamás lo sabría, porque no tendría el valor de acercársele.Una vez cruzaron algunas palabras: él estaba haciendo una fila en el banco y ella justo vino a ponerse detrás. De repente él oyó que alguien protestaba por la lentitud del cajero. Se dio vuelta, era ella. No supo qué decir. Sintió como que tenía una sola bala en el cargador, una única oportunidad de llamar su atención con un comentario inteligente, una apostilla penetrante, una acotación perspicaz.
La saludó y se pusieron a conversar de asuntos triviales, como qué barbaridad, ahora la gente no tiene idea de lo que vale el tiempo de los demás, lo que mata es la humedad, los ómnibus son desastrosos y nadie dice nada. Mientras, la que hasta ese momento había sido una interminable fila de clientes del Banco Nación, se empezó a mover a mil kilómetros por hora. Cuando le llegó el turno, fue hacia al cajero, cobró su cheque y al mandarse a mudar, mientras metía la plata en el bolsillo sin contarla, miró hacia donde estaba ella, que se encaminaba a la caja y lo saludó levemente, como lo hacía siempre que se veían por la calle.
Demoró dos segundos en decidirse a esperarla fuera del banco y pedirle que fueran a tomar un café. En ese larguísimo soplo de un instante pensó en decirle que siguieran la conversación en otra parte, que le había parecido interesante su manera de ser y que le gustaría continuar con la charla. Pero lo pensó mejor, decidió dejar las cosas como estaban porque, aunque tomaran mil cafés, ella nunca iba a pensar en tener algo con él. Semejante Don Nadie que había sido toda su vida. Y se fue, caminando despacito.
Cuando salió del banco ella lo buscó con la mirada. Vio que rumbeaba por la 24 de Septiembre, rumbo a la plaza. Pensó “capaz que ni me registra”.
Y nunca más volvieron a cruzarse en ninguna otra esquina de la vida.
Hasta la fecha, al menos.
Juan Manuel Aragón
A 20 de mayo del 2025, en el Sesteadero. Tomando un vino.
Ramírez de Velasco®
Juan Manuel Aragón
A 20 de mayo del 2025, en el Sesteadero. Tomando un vino.
Ramírez de Velasco®
Mierrrda don Juan que me trajo un lindo recuerdo, yo se lo anduviru por la Banda de Sgo. buscando los rastros de una que le decían Pinina . Si la vé, por fvor hable por mi ¿siiii? Soy Pilpinto Santos, el más macho de los Santos pero el más cobarde pal querer.
ResponderEliminargracias a tu caripela tiene exito Brad Pitt . !!!!.i
EliminarPilpi ¡¡¡ ¿ le regalaste un collar a tu oveja?
EliminarIntrigante
ResponderEliminar·
ResponderEliminar"Cuando mi esposo murió, como era tan famoso y conocido por no ser creyente, mucha gente venía a mí (aún pasa, a veces) y me preguntaba si Carl (Sagan) cambió de idea al final y se convirtió a una creencia en el más allá. También me preguntan con frecuencia si creo que lo veré de nuevo. Carl enfrentó su muerte con un coraje incansable y nunca buscó refugio en ilusiones. La tragedia era que sabíamos que no volveríamos a vernos. No espero reunirme nunca con Carl. Pero lo grandioso es que cuando estuvimos juntos, por casi veinte años, vivimos con una intensa valoración de lo breve y preciosa que es la vida. Nunca trivializamos el significado de la muerte fingiendo que no era una despedida definitiva. Cada momento particular en que estuvimos vivos y estuvimos juntos fue milagroso, pero no milagroso en el sentido de inexplicable o sobrenatural... Que el puro azar pudiera ser tan generoso y tan amable... Que pudiéramos encontrarnos el uno al otro, como escribió Carl tan bellamente en Cosmos, "en la vastedad del espacio y en la inmensidad del tiempo"... Que pudiéramos estar juntos durante veinte años. Eso es algo que me sostiene y es mucho más significativo. La forma en que me trató y yo lo traté a él, la forma en que nos cuidamos el uno al otro y a nuestra familia, mientras vivió. Eso es algo mucho más importante que la idea de que lo veré algún día. No creo que vuelva a ver nunca a Carl. Pero lo vi. Nos vimos el uno al otro. Nos encontramos el uno al otro en el cosmos, y eso fue maravilloso".
Ann Druyan
Cada haz que emana de tus ojos son soles que iluminan el andar. El perfume de tu divina existencia se expande con los aires que llevan tu presencia hasta un poco más allá de lo imaginable. Pídele a la noche que te regale un día, con tus ojos cerrados en la fe que al abrirlos, el sol estará dichoso de tu mirada y juntos iluminen el día. Repleto de estrellas tu corazón, cada paso de tu andar serán semillas que tal vez germinen, en los campos donde se mira al cielo a la espera de la lluvia, donde un par de lágrimas caen y le dan a la tierra la sal de la vida, diluídas en las lluvias de cualquier abril. Amor eterno que se cuece en cada arte; el arte de vivir amando lo que se hace y se respira, pues lo bonito de un suspiro es la satisfacción que regala la experiencia de lo anhelado conseguido, lo que pudo haber sido y no fue, lo que vendrá entre soles, la presencia, tu fe.
ResponderEliminarTenía el viejito una cara
ResponderEliminarde ternero mal lamido,
y al verle tan atrevido
le dije: ¡que le aproveche!-
Que había sido pa el amor
como gaucho pa la leche.
Jose Hernandez(Martin Fierro)
ResponderEliminarEs triste a no poder más
el hombre en su padecer,
si no tiene una mujer
que lo ampare y lo consuele:
mas pa que otro se la pele
lo mejor es no tener.
Jose Hernandez(Martin Fierro)
ResponderEliminarSabiduria
de Roger Wolfe:
Una mujer
que pasa en bicicleta
a las dos de la mañana,
hermosas piernas morenas
bombeando los pedales
mientras la brisa le alza el vestido
y revela
un perfecto milagro
de carne femenina en movimiento.
Nuestros ojos
se cruzan un momento
y ya se ha ido.
Son cosas como ésa
las que te hacen darte cuenta
de lo poco que realmente sabes
de nada
Anonimo Molestito,te has vuelto Sentimental ¡¡¡
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