Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Presentación

ESPERA Los relojes de los organizadores

Sanguchitos nuestros de cada presentación Al final de esta nota, la solución para no aguantar la impuntualidad de los organizadores de toda clase de actos Desde que no sé mirar el reloj en Santiago, no voy más a conferencias, coloquios, parlamentos, charlas, recitales, conciertos, festivales, lectura de poemas, presentaciones de libros ni nada de nada. Antes tenía la deferencia de salir de mi casa con tiempo para llegar a horario o, pongalé, cinco minutos antes, porque bien podía pasarme algún percance en el camino, toparme con un conocido, mirar una vidriera o algo. Me daba mucha vergüenza la posibilidad de llegar cuando todo estuviera empezado y andar entre las filas de sillas tratando de sentarme en la única que estaba libre a esa hora. Pero llegaba y siempre pensaba en que me había equivocado: no era ahí, tal vez todo había pasado, quizás me había confundido y no era el día, lo habían pospuesto y no me había enterado. Pero, oiga, no solamente no había pasado, sino que todavía no ha

ESCUELA En cuántos años se aprende a ser salvaje

Camperas “Hay toda una industria bien organizada, montada alrededor de los estudiantes argentinos, sean de la clase social que fueren” Un joven en la actualidad cursa tres años de jardín de infantes, siete de primaria y va cinco al secundario. Son quince años de escuela en los que adquirió, como mínimo, el hábito de llegar a tiempo. Pero también, se supone, tuvo maestros y profesores que le inculcaron desde nociones mínimas de anatomía humana, hasta lecciones de historia, geografía, matemáticas, ciencias naturales. Sume a sus padres, tíos, abuelos que, al menos le habrán inculcado buenas costumbres, educación, modales acordes, civilización, cultura y cierta manera de mirar la vida con educación. Para estrenarse en la vida de adultos, antes de dejar del todo la escuela secundaria, se ven en la obligación de hacer alguna salvajada. De tal suerte que, cuando salen a la calle en grupo a la famosa “presentación de camperas”, deben avisarle previamente a la policía que cuidará al resto de lo

ESCRITORES Malhaya, triste destino

Escritor en su salsa Calculadora en mano le dirán que imprimir cien libros, lo mínimo que se puede hacer, le costará, digamos, por dar un número, 10 pesos por ejemplar Los libros son cosas que están en el comercio. A quienes dicen que son vehículos de la cultura, que sus letras contienen la historia de la humanidad, que son objetos de por sí muy bellos, dígales que sí, tienen razón, pero también son objetos que en muchos casos entran en el “debe” o el “haber” de un patrimonio cualquiera. Le guste o no a los románticos que no soportan ver dinero circulando por un libro. Siempre fue caro imprimir libros. Cuesta una pequeña fortuna cada ejemplar. Y los escritores de Santiago, casi como una maldición, en su mayoría son (somos) pobres. Cuando tenemos un escrito preparado, luego de meses o quizás años de trabajo, escribir, reescribir, corregir y volver a corregir, viene la parte de editar. Que es ponerle al libro el tamañito y tipo de letras que va a tener definitivamente, medir cuánto tendr