El Sahara En esta nota se explica cómo hay que hacer para cruzar un inmenso mar de arena en el que hace mucho calor de día y a la noche caen brutas heladas No es fácil encarar un desierto, hay que tener el ánimo dispuesto y el corazón preparado, sabes que tendrás dos o tres días en los que no verás a nadie a tu alrededor y la caminata es tu única opción. Es, como decía Jorge Luis Borges, el laberinto de un príncipe árabe, según crees recordar. ¿O sería una princesa?, no importa. Si puedes, debes mantener el rumbo fijo, digamos, si vas hacia el poniente, a la mañana te dará el sol en la espalda y a la tarde debes mirarlo bien de frente. Si no, es porque has perdido el camino y deberás corregir la traza. Si es un desierto con dunas, quizás sea más fácil llevar el derrotero, sólo se trata de llegar a la próxima y seguir caminando hacia adelante. El problema es cuando se nubla y no hay sol o al mediodía, que es eterno entre los trópicos. En algunos hace mucho calor de día y de noche caen b
Cuaderno de notas de Santiago del Estero