Ir al contenido principal

Prohibir las riñas de gallos podría traer más males que beneficios

Riña de gallos, fines del siglo XIX. 
Imagen del Archivo General de la Nación.

Hay un asunto espinoso, las riñas de gallos. Prohibidas en casi todo el país y permitidas en Santiago del Estero. Alguna vez, en esta misma página, se publicó su reglamento, redactado por el gobierno de la provincia de entonces para contribuir con los galleros en el desarrollo de sus contiendas.
Vamos por lo primero, no es una costumbre bárbara sino una de las más civilizadas de estos pagos. Bárbaro es palabra griega, como que “barbaroi”, llamaban en el Ático a los extranjeros o, más precisamente a los persas porque su idioma les sonaba como si dijeran “bar, bar, bar”. No les decían así por ignorantes o brutos, sino simplemente porque no los entendían. Es lo extraño, lo que no tiene asidero en un lugar determinado del planeta.
La costumbre de criar gallos de riña para hacerlos topar está arraigada en la Argentina desde el tiempo de los conquistadores españoles. Son prácticas bárbaras, actualmente, celebrar el Halloween (o como diablos se escriba), disfrazarse de zombi o ver Netflix. En la dicotomía planteada en la Argentina entre “civilización o barbarie”, queda claro que los gallos, su crianza, las riñas y aquello rodea esta actividad, están del lado de la civilización, lo nuestro, lo que siempre se hizo de una determinada manera.
Hay lugares del norte que, en todas las casas se cría al menos un gallo con la esperanza de hacerlo topar, un día de estos, en una fiesta a la que concurrirá gran parte del pueblo. No hay una riña todos los fines de semana, sino solamente de vez en cuando, lo mismo que una cuadrera, una tabeada. No existe, en general, en el hombre del norte, la costumbre de salir a cenar un fin de semana, ir al cine, asistir a un concierto, visitar una exposición. En muchos casos la cría de gallos para enfrentarlos en un reñidero es la única diversión que tiene el varón que durante la semana cumplió rudas tareas.
Suponga que un sábado usted sale con su señora a comer algo por ahí y han prohibido los bares para que la gente no se emborrache. ¿Qué hará?, responda con una mano en el corazón, ¿se resignará del todo, para jugar a la loba con la patrona, a diez pesos el poroto o buscará alguna otra parte donde solazarse un rato? Es tan estúpido terminar con el alcohol prohibiéndolo, como extirpar las riñas haciéndolas ilegales, pues la actividad seguirá por otros carriles. En Estados Unidos, quienes conseguían whisky eran mafiosos, aquí les podrían poner otro nombre, pero será la misma aca con distinto olor, para decirlo finamente, en el idioma que trajeron los indios quichuas a estas tierras.
Llegado a este punto, casi siempre salen los protectores de animales a reclamar porque, en verdad, se trata de una diversión sangrienta, no apta como espectáculo para corazones sensibles. Si quiere la verdad, amigo, les damos la razón en este punto. Pero topar gallos es mucho menos sangriento que comer morcilla y nunca se ha visto a nadie protestar porque en un asado le convidaron sangre coagulada, seca y envuelta en tripa de vaca.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

Entradas populares (últimos siete días)

CUENTO Los negros de abajo

Imagen de ilustración nomás Que narra lo que sucedió el día que en la oficina decidieron instalar cámaras de vídeo para ver qué hacían los empleados Un buen día pusieron cámaras en el trabajo. Las ubicaron estratégicamente, una en cada oficina y dos en la que le decíamos “La Perrera”. Roberto, que siempre amagaba con levantarle la pollera a la Patri, sólo para ver qué color de bombacha llevaba, dejó de hacerlo; Sonia no lo imitó más a Fallon cuando salía del baño secándose las manos con el pañuelo y Mariano, que siempre se levantaba de la silla para hacer ejercicios físicos y desentumecerse, se abstuvo de sus sesiones de gimnasia. Decían que el dueño tenía el televisor en su despacho y se divertía mirándonos. Alguno comentó, medio en serio, medio en broma, que había dicho: “Los esclavos de abajo trabajan bien, pero si se lo controla son inmejorables”. Aunque eso de los esclavos o los negros de abajo era cierto, siempre lo decía casi con satisfacción. Su oficina quedaba arriba, obviamen...

1988 AGENDA PROVINCIAL Ávila

Eduardo Ávila, el hijo más conocido de Orlando El 12 de julio de 1988 muere Orlando Ávila, folklorista y director del conjunto “Los Ávila”, que deja una huella imborrable en la música tradicional El 12 de julio de 1988 murió Orlando Ávila, destacado folklorista santiagueño y director del conjunto “Los Ávila”, que dejó una huella imborrable en la música tradicional de la provincia. Nacido en Santiago del Estero, dedicó su vida a la difusión de las tradiciones musicales de la provincia, particularmente la chacarera, género que llevó a diversos escenarios del país. Su liderazgo al frente del conjunto familiar consolidó un estilo auténtico, profundamente arraigado en la cultura santiagueña. “Los Ávila” se formaron en el seno de una familia apasionada por el folklore. Orlando, como cabeza del grupo, guio a sus integrantes, entre ellos su hijo Eduardo Ávila, conocido como “El Santiagueño”. El conjunto se destacó por interpretar chacareras, zambas y vidalas, géneros que reflejaban la esencia ...

QUIMERAS El sabor del vacío

Pobre náufrago Una reflexión sobre cómo la búsqueda de gozo lleva a consumir la vida, pero nos deja a la deriva en un océano sin faro La felicidad, ese anhelo antiguo que prometía plenitud, ha sido el motor de innumerables gestas y tragedias. En su nombre se alzaron banderas, se trazaron fronteras y, no pocas veces, se derramó sangre. Porque la felicidad de unos, en su voracidad, a menudo se nutre de la desdicha de otros. Alguien, en algún rincón del mundo, mueve los engranajes del contento ajeno, y en ese girar frenético no hay sosiego, sino un eco de dolor. Con el tiempo, los herederos de esa quimera abandonaron la felicidad como meta inalcanzable. En su lugar, abrazaron la diversión, un refugio más ligero, más inmediato. Llegaron los años 80 y 90, cuando la vida se midió en una dicotomía simple: divertida o aburrida. Nadie, por supuesto, quiso quedarse en el tedio. El jolgorio, las risas, la música atronadora y las luces titilantes se coronaron como el nuevo fin del hombre. Ya no se...

1586 CALENDARIO NACIONAL Rojas

Español en América (idea aproximada) El 15 de julio de 1586 llegó a Santiago Mateo Rojas de Oquendo, conquistador que escribió los primeros versos de estas tierras, considerado el primer poeta santiagueño y riojano El 15 de julio de 1586 llegó a Santiago del Estero, Mateo Rojas de Oquendo. Fue el conquistador español que escribió los primeros versos de estas tierras, considerado el primer poeta santiagueño y riojano. Se supone que nació en 1559, probablemente en Sevilla, según surge de sus propios poemas y se pierde noticia de su vida en 1612, en tiempos en que no todo se registraba en papel y la vida tenía mucho menos valor que en los tiempos presentes. El interés literario por su obra radica en el misterio en torno a su poema “Famatina”, que se ha perdido. El nombre completo de este poema, de veintidós cantos y de trecientas hojas, es “Famatina y conquista y allanamiento de la provincia de Tucumán desde la entrada de Diego de Rojas hasta el gobierno de Juan Ramírez de Velasco”. Es ca...

1938 AGENDA PROVINCIAL Olaechea

Olaechea (gentileza de Antonio Castiglione) El 16 de julio de 1938 muere Pedro Pablo Olaechea y Alcorta, destacado abogado, juez federal, senador y académico El 16 de julio de 1938 murió Pedro Pablo Olaechea y Alcorta, en Buenos Aires. Fue un destacado abogado, juez federal, senador y académico. Nacido en Santiago del Estero el 20 de marzo de 1855, era hijo de Pedro Pablo Olaechea y Carmen Alcorta. Su familia, de profunda raigambre santiagueña, enfrentó persecuciones durante el régimen de Juan Felipe Ibarra, lo que marcó su infancia. Estudió en el Colegio Nacional de Santiago del Estero, destacándose por su dedicación, y luego cursó Derecho en la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó en 1879. Inició su carrera como abogado en Santiago, especializándose en casos civiles y comerciales. En 1883 fue designado juez de primera instancia en su provincia natal, cargo que desempeñó con notable rigor. En 1890 ascendió a juez federal, resolviendo casos de relevancia nacional con un enfoque...