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Mostrando las entradas etiquetadas como Tostado

CABALLOS El moro del tío

Yeguada del saladillo, foto de ilustración “Muchos años he vuelto y revuelto a esos tiempos, ya sea soñando despierto o con los ojos cerrados, en medio de la alta noche” El Petiso Viejo estaba en la escala más baja de los muy buenos caballos maceta que supo tener mi abuelo en el campo. En ese cansado y viejo flete todos habíamos aprendido a montar de muy chicos. De ahí habíamos pasado al Lucero, un oscuro con una estrella en el medio de la frente o al Petiso Nuevo, al que también llamábamos Zainito, que eran un poco superiores al primer grado inferior que significaba el Petiso Viejo. Cada año, al volver a pasar las vacaciones en el campo, mi abuelo nos aguardaba con la sorpresa de un nuevo caballo en el que jugaríamos nuestras habituales correrías de niños. Como si hubiera sabido, decía: “Juan es grande para el Petiso Nuevo, este año tiene que andar en el Potrillo”. Y uno se sentía feliz por el ascenso, porque montar en el Potrillo era lo mismo que militar en las ligas superiores. En l

CABALLOS El Tortugón

Caballo tordillo Mucho antes había tenido de sillonero al Potrillo, un bayo de paso, muy brioso, con el que viajé varias veces Entre los caballos que tuve en la casa que había sido de mi abuelo, recuerdo al último de todos, el “Tortugón”, un tordillo que tenía un lejano parentesco con algún criollo de raza. Le decíamos así porque era lento para disparar. Me gustaba, porque tenía un hermoso andar y un trotecito marchado suave. Mis hermanos tenían caballos hermosos, José un tostado muy brioso, de nombre “Cuál”, que vuelta a vuelta se largaba bellaqueando. El de Eufemiano era tordillo, como el mío, de un andar muy elegante al que una de mis hermanas bautizó como “Putilo”, porque la primera vez que salió a pasear, la previnieron de que era un animal peligroso, que tenga cuidado, no se confíe, y resultó muy manso. El mío era medio tropezón, dos o tres veces me dejó tendido en el suelo cuán largo soy (esta frase, “cuan largo soy”, siempre la quise ubicar en un escrito y nunca calzaba, hasta