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Mostrando las entradas etiquetadas como Pozo Hondo

¡LOS SINGH! De Tucumán al departamento Jiménez

Moderno coche de la empresa “En el Mástil empezaba un camino de ripio que entonces nos parecía una maravilla, pasaba por el Portón de Virginia” A veces, en sueños, vuelvo a recorrer ese camino desde la casa de mis abuelos en Tucumán, hasta el campo, en el departamento Jiménez, de Santiago, sin olvidarme de una sola curva, volviendo a mirar cada uno y todos los detalles del recorrido. En ocasiones recuerdo las conversaciones de los vecinos de asiento y huelo el perfume que entraba por la ventanilla. A veces, al pasar por Fredy Mar, en carnaval, después Alderetes, nos acertaban con una bombita y nosotros, niños en ese entonces, pensábamos que algún día estaríamos también en esa pista bailando al compás de los muchachos de Avelino (“no toman agua, porque toman vino”, decía la letra de una cumbia), tirando bombitas a los que pasaban por el camino. Tengo en la memoria la voz del tipo que avisaba la salida de los colectivos: “De plataforma 12, empresa Piedrabuena, con destino a Pozo Betbeder

FÚTBOL Un partido muy particular

Formación del club Unión Bobadal “Al arco lo pusimos al Ingeniero Ezcurra, atrás jugaban Forres, Fernández, Vilmer y Lugones” Publicado por primera vez hace unos años, también pueden leer este escrito quienes no son santiagueños, pero lo entenderán bien solamente los comprovincianos ¿Usted qué Clodomira? ¿Yo?, la Aurora. Entonces Abra Grande, doña, que llegamos a Pozo Hondo. Eso se contaba antes del partido, en Las Salinas de Selva Argentina Pinto de Casares, casada en segundas nupcias con Tomás Young y querida de Ramírez de Velasco. Jugamos por Chauchillas, no por Oro Pampa. Los otros decían que los habíamos traído a jugar a un Arenal, a un Bobadal sin Gramilla. Hacían barra Los Núñez, Los Acosta, Los Robles, Los Alderete, Los Arias, Los Castillo, Los Díaz, Los Décima, Los Marcos, Los Linares y Los Quiroga. ¿En qué cancha?, preguntaron. “Ahí Veremos” respondimos. Ellos son gente de Averías, lo confirmamos luego, cuando dejaron un Árbol Solo, un Quebracho Coto, un Mojoncito y un Yuchán

RELATO El sueño de Antajé

Imagen para ilustrar nomás El viaje en una camioneta que el tiempo fue destiñendo He soñado muchas veces con Antajé y una mañana nublada en que paramos en el campo de un viejo para que nos vendiera un poco de alfa para llevar a los caballos de mi abuelo. Estaba nublado. Y la camioneta de color azul eléctrico de mi tata, que luego se fue destiñendo, nadaba en un mar de polvo, por esa misma ruta 34 en la que ahora surcan como un suspiro inmensos camiones llevando soja al puerto de Rosario. Pero enantes, quién se animaba a encararla. El viejo aquel tenía una pila de batatas recién cosechadas. Qué ha pasado con eso, preguntó mi padre. Sobraron de la cosecha, no las han llevado porque no dan el tamaño, son chicas, respondió el hombre. Las cargamos “para los chanchos”, dijimos, pero era mentira, porque mi abuelo en ese momento no tenía ni un lechón. Eran para nosotros, para repartir a los amigos, tan dulces que te lo eran. Aprovechaba para tomar lecciones de historia. Le preguntaba a mi tata