Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Promesa

CONSEJO Matar literalmente

Las manos que escriben el cuento "Sugería lavarse las manos, antes de acometer la tarea, pues las manchas de sangre que podrían haber quedado entre los dedos..." Luis Roque Ruiz Alagastino, escritor santiagueño entregaba a sus alumnos lo que llamaba un sabio consejo para redactar un buen cuento. Fue un tiempo antes de que decidiera probar que sus teorías sobre la literatura estaban en lo cierto y cayera en la trampa que en sus palabras le habían tendido. En los talleres de escritura que impartía en la sala, al lado de la cocina de su ruinosa casa, recomendaba tomar un cuchillo de cocina mal afilado, oxidado y mellado, matar una vecina, regresar lo más tranquilamente posible, secar la sangre fresca en un repasador, luego sentarse en una silla cómoda y pelar una manzana con la misma arma. Una vez terminado el temblor de las manos, comenzar con el relato en una computadora cercana. En esa parte solía recordar, con una sonrisa, el poema del Mío Cid, en la parte que dice: “Mátent...

PROMESA A caballo

De a caballo Un hombre vino montando al centro de la ciudad con un extraño designio que se revelará justo antes del final de esta nota Cuando cumplió su plan apareció en los diarios, pero no salió completa la noticia, solamente decía que un gaucho había venido al centro, de a caballo, un domingo, cuando los municipales no trabajan y no hubo quién lo ataje. Cuando llegó por primera vez, para probar nomás, tomó por el Camino de la Costa y entró al centro por la Francisco Viano, luego la Buenos Aires y llegó a la San Martín, pasando un poco la Moreno, ahí vivía. A muchos les llamó la atención, pero hubo otros que no se inmutaron, acostumbrados como estaban, en ese tiempo, a los carritos tirados por matungos. Todo había comenzado un poco antes, cuando el hombre dijo que tenía una promesa que cumplir y los amigos le avisaron que estaba loco, que era una tontería. “Por qué no gastas la plata en otra cosa o se la das a un pobre”, le aconsejó un amigo. Pero, era de esos que cuando se le pone a...

¿CUENTO? El dueño del corralón y el otro

Cortada de ladrillos “A la semana, calculando no llegar ni temprano ni tarde sino justo a la hora, el otro entra a la empresa y pregunta por el patrón” El tiempo no corre igual para el dueño del gran corralón que para el otro, el que le pide trabajo. Si le dice: “Ahora no tengo para ofrecerte, pero date una vuelta de aquí a una semana”, sabe que no tiene asegurado nada, no le han hecho una promesa, pero el hecho de llamarlo para que vaya en siete días implica que algo podría haber para entonces. Le nace una ilusión y cuando regresa a la casa le comenta a la mujer: “No me ha asegurado nada, pero quiere que vuelva el otro martes”. Ella se alegra en una oración: “Dios quiera”. Con una mano en el pecho. El dueño del corralón quizás lo dice porque vio los ojos suplicantes del otro y no quiere quitarle las esperanzas. Por otra parte, en una semana algún empleado podría renunciar ya sea porque consiguió otro trabajo, ganó la lotería, se murió o lo halló robando. Pero es algo que podría ocurr...