De a caballo Un hombre vino montando al centro de la ciudad con un extraño designio que se revelará justo antes del final de esta nota Cuando cumplió su plan apareció en los diarios, pero no salió completa la noticia, solamente decía que un gaucho había venido al centro, de a caballo, un domingo, cuando los municipales no trabajan y no hubo quién lo ataje. Cuando llegó por primera vez, para probar nomás, tomó por el Camino de la Costa y entró al centro por la Francisco Viano, luego la Buenos Aires y llegó a la San Martín, pasando un poco la Moreno, ahí vivía. A muchos les llamó la atención, pero hubo otros que no se inmutaron, acostumbrados como estaban, en ese tiempo, a los carritos tirados por matungos. Todo había comenzado un poco antes, cuando el hombre dijo que tenía una promesa que cumplir y los amigos le avisaron que estaba loco, que era una tontería. “Por qué no gastas la plata en otra cosa o se la das a un pobre”, le aconsejó un amigo. Pero, era de esos que cuando se le pone a
Cuaderno de notas de Santiago del Estero