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Mostrando las entradas etiquetadas como Viva

ESPECTRO La Mujer de Blanco

Foto de ilustración Testimonio en primera persona del pensamiento de un espectro que lo único que desea es morirse definitivamente y ver qué hay del otro lado Dicen que soy la Mujer de Blanco, la Novia, la Mujer Fantasma, el Espanto de Blanco. Dicen, dicen, dicen, pero opinan porque tienen boca, nada más. No saben lo aburrido que es yacer en un monumento del cementerio, sin haber muerto jamás, todos los días, condenada al más fatal de los aburrimientos, el de la muerte de alguien joven y linda como era yo, sin saber por qué o, mejor dicho, sabiéndolo, pero con una muerte tan de un de repente que fue injusta, cruel, feroz, inicua. Desde que me velaron entre los gritos de dolor de mis parientes más cercanos, mis conocidos, un novio que me amaba, vengo repasando aquel fatídico instante en que tomé la plancha, descalza, recién bañada y la enchufé. ¡Pum!, al instante se cortó la luz, pero yo ya estaba en suelo y mi cuerpo no respondía. Muerta definitivamente, o casi, porque los condenados a

LITERATURA La poesía quichua santiagueña

Niñas santiagueñas Algunas características de un idioma que llegó a Santiago con los españoles Por Domingo Antonio Bravo* Originase en el remanso del quichua, que ocupa buena parte del área territorial de la provincia de Santiago del Estero, la poesía quichua santiagueña, copiosa producción que toma sus motivos del ambiente mismo que la rodea. En ella vemos reflejada la vida anímica de nuestra campaña interpretada por los bardos anónimos del bosque. Cantan ellos sin pretensiones literarias cuanto hiere su sensibilidad de alguna manera. Son ellos poetas intuitivos, cantan como los pájaros porque tienen la vocación natural del canto. Sienten la belleza y la expresan con el sentido del ritmo sin la más lejana noción de la Preceptiva Literaria. Más aún, su poesía es oral, compuesta para el canto y no para la lectura. Ello se confirma con dos hechos evidentes: 1º, que el “quichuista” santiagueño, hasta antes de nosotros, siempre estuvo convencido que el quichua no podía escribirse y aún hoy