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Mostrando las entradas etiquetadas como Yilé

CONCEPTOS De la yilé al Auto Unión

Máquina de afeitar Por qué la relación con las cosas se ha vuelto tan desapegada, de dónde viene lo desechable, la protesta de los barberos que no fue El buen día que a don King Camp Gillette, se le ocurrió inventar la yilé (pronúnciese llilé), el mundo entró como caballo en la más rancia modernidad. Que es la civilización que ha hecho de la basura su máxima contribución al bienestar general. Fue el que proveyó de maquinitas de afeitar a los soldados norteamericanos durante la Primera Gran Guerra Mundial, así se afeitaban en el frente o en la retaguardia, con comodidad, con higiene, sin lastimarse y con un utensilio que llevaban fácilmente en el bolsillo. No era un industrial que ya venía produciendo otras cosas y de repente se le ocurrió la máquina, no señor. Para mejor, su primer invento resultó ser una genialidad, porque hasta ese momento todo el mundo (que significa literalmente: “todo el mundo”), se afeitaba al ras con navajas y por eso muchos pueblos tenían una larga tradición de

SUCESOS Alpargatas y revolución

Imagen de archivo Qué pasaba cuando andaba por la vida dándome aires de rebelde con alguna causa medio fantasiosa dando vueltas en la cabeza Para caerle bien me tiré de revolucionario, actitud que no me costaba porque en ese tiempo usaba barba negra y tupida, andaba de alpargatas, me bañaba medio salteado y no me cortaba el pelo, como se supone que hacen los que quieren cambiar la sociedad a la fuerza. Las alpargatas eran porque no tenía plata ni para un par de zapatillas ordinarias, si no me afeitaba, me ahorraba la yilé, a veces el baño para darse una ducha era un peligro en aquella pensión de mala muerte en que me alquilaban una piecita, el corte de pelo me parecía un lujo asiático e innecesario, no tenía plata ni para eso. Le expliqué que la lucha por conseguir el dinero necesario para comer era una preocupación burguesa, que lo que ganara cada uno debía ponerse en un bolsillo común para satisfacer las necesidades de la comunidad y el resto, usarlo en la gran revolución que haríamo

HELADERA Vida de antes

Foto de Jorge Emir Llugdar La compra de un electrodoméstico que parece elemental para la vida moderna, en el campo era fuente de un impensado trabajo extra Todo un trabajo la heladera a querosén, vea. Tenía el tanque en la parte de abajo, y al fondo, una mecha protegida por un vidrio. El vendedor explicaba el funcionamiento, parecía fácil. Sólo había que encenderla. Tenía una pequeña chimenea que, de vez en cuando se debía limpiar y eso era todo. Cuando la estaban llevando, el vendedor advertía, sólo hay que cuidar que la llama sea azul, pequeño detalle. El paisano llegaba a la casa con el armatoste y la familia en pleno se reunía para observar su instalación. Con tiempo habían elegido un lugar en el corredor y entre dos o tres forzudos la llevaban a su sitio. El padre tiraba del tanque como le habían indicado en la ciudad, abría la tapa y lo llenaba de querosén. Con un fósforo encendía la mecha que estaba al fondo del tanque y lo volvía a su lugar. La mujer, entusiasmada, ponía una j