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Mostrando las entradas etiquetadas como Purgatorio

PENSAMIENTOS No me quiten el Cielo

  Padre e hijo Una crónica en la que su autor conversa con un muerto, posiblemente su padre y le pregunta una cuestión fundamental de la vida A veces me olvido de que estás muerto y te quiero preguntar qué se siente justo en ese momento —en un sanatorio de nombre olvidable en una calle desconocida de una ciudad que no existe más que en pesadillas atroces— cuando te percatas de que te vas y nunca más vas a volver a estar en el mundo de los vivos. Y empiezas a percibir lo que hay del otro lado, cómo es eso de morir con los ojos abiertos, un tubo por la nariz, una aguja en el brazo, las lucecitas que titilan en un impersonal tablero, los quejidos de los innominados pacientes que te rodean y de repente el médico primerizo que hace guardia a esas altas horas de la madrugada que se alarma por uno, ¡vos!, porque has entrado en el círculo del que no vas a salir nunca más, nunca más, ¡nunca más!, ¿entiendes? Has muerto y no me lo vas a decir ni a mí ni a nadie. O tal vez sí, en una de esas ...

PICARDÍAS Pedro el bromista embromado

El Purgatorio del Dante, de Gustavo Doré Se cuenta lo que pasó al autor de esta nota la vez que se murió y lo que hizo después cuando andaba en el Purgatorio de las ánimas Era picarito ese Pedro al bromear. Decía “Cuando me muera…” y agregaba cualquier cosa, como “vete al cine a ver una de Olmedo y Porcel, en mi recuerdo”. Báh, no siempre, pero en el último tiempo era cosa de todos los días. Íbamos a un café y volvía a la carga: “Si me muero vas a venir cada dos por tres a pedir tu cortado con medialunas”. Yo atendía las cosas que me hablaba como quien oye una broma sin importancia. Una de las últimas veces que nos vimos, me anunció que después de muerto iba a enviar una señal desde la otra vida. Le pedí por favor que no lo hiciera, porque en ese tiempo sentía temor de las historias de aparecidos, fantasmas, espantos. “No te hagas drama, lo voy a hacer de manera suave”, anunció. Pero, no va a creer amigo, como si fuera una maldición, al poco tiempo me morí. Una tarde, iba caminando por...

LEYENDAS El órgano de San Francisco

El templo, la luna, la noche Los vecinos de la calle Avellaneda suelen oir suaves melodías algunas madrugadas de invierno Algunas noches de invierno, cuando no pasa un alma por las calles de Santiago, suelen oírse suaves y  misteriosas  melodías, en  el órgano del templo de San Francisco. No es cuento, hay gente que lo ha sentido. Los vecinos de la Avellaneda se despertaron curiosos y se volvieron a dormir, quizás creyendo que soñaban. No sé usted, pero mucha gente cree que los espíritus de los muertos, de alguna manera se perpetúan en este mundo de los vivos. Quizás no tienen asuntos que comunicar, deudas que cobrar, advertencias que dejar, quejas para plantear. Pero siguen dando vueltas por aquí y por allá, como una maldición del Purgatorio, simplemente porque no hallan el camino para irse del todo. Capaz que se quedan de puro bromistas, para asustar a las beatas de misa de siete, si es que la siguen oficiando, o porque se sienten solos en semejante terreno, el templo y...