Fotografía de Daniel Bolaños Qué pasa cuando un hombre decide dejar a una mujer de golpe, casi sin anuncios de lo que está por suceder Una tarde, repentinamente, decidió que no la volvería a ver. No por cansancio ni porque ella hubiera sido injusta o mala con él o por alguna grave diferencia de criterios, nada que ver. Preparó un largo discurso y ensayo la cara que pondría al responder las obvias preguntas que le haría. “¿Tienes otra?” era la más obvia de todas. Supuso que lo mejor sería mantener cara de póquer y decirle que no. No le iba a explicar que se había dado cuenta de que le gustaba otra mujer con la que apenas había salido dos veces, todavía no había pasado nada, pero ya estaban en esa etapa en que sabían en qué terminaría. Se dijo que mejor negaba todo. Si se enteraba después sería tarde para reaccionar de mala manera. Para qué andarle explicando que habían ido a tomar dos cafés en el mismo lugar al que iban los sábados. Mejor que lo sepa después, que le agarre la rabia cuan
Cuaderno de notas de Santiago del Estero