Cara de odio Algunos odios o tirrias del autor de esta nota, que espera ser tenido en serio porque cuando lo escribió estaba consciente y lúcido Odio la buena onda, la mitad del vaso medio llena, a los viejos de más de 18, que se tratan de chicos, la casualidad y la causalidad, a los que dicen que este es un país libre, a los que se ponen una remera que dice “ay lav Ñú llor” o “ay lav cualquier cosa”, odio la primavera, a las flores porque me hacen estornudar, a la mitad de la biblioteca, a los mediadores en cuestiones espinosas, a los que creen que la razón está mitad allá y mitad aquí, a los que dicen “mens sana in corpore sano”, a los que al final tenían razón y ya que estamos, a los que siempre tienen razón, a los prolijos, a los que subrayan títulos con azul y subtítulos con colorado y nunca se olvidan, a los mosquitos. Odio a los buenos, a los que siempre ganan, a los que siempre ganan porque son mejores, más fuertes, más altos o más hábiles, a los satisfechos, a los que ponen al
Cuaderno de notas de Santiago del Estero