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Mostrando las entradas etiquetadas como Remera

LECTURAS Odios varios

Cara de odio Algunos odios o tirrias del autor de esta nota, que espera ser tenido en serio porque cuando lo escribió estaba consciente y lúcido Odio la buena onda, la mitad del vaso medio llena, a los viejos de más de 18, que se tratan de chicos, la casualidad y la causalidad, a los que dicen que este es un país libre, a los que se ponen una remera que dice “ay lav Ñú llor” o “ay lav cualquier cosa”, odio la primavera, a las flores porque me hacen estornudar, a la mitad de la biblioteca, a los mediadores en cuestiones espinosas, a los que creen que la razón está mitad allá y mitad aquí, a los que dicen “mens sana in corpore sano”, a los que al final tenían razón y ya que estamos, a los que siempre tienen razón, a los prolijos, a los que subrayan títulos con azul y subtítulos con colorado y nunca se olvidan, a los mosquitos. Odio a los buenos, a los que siempre ganan, a los que siempre ganan porque son mejores, más fuertes, más altos o más hábiles, a los satisfechos, a los que ponen al

HIGIENE Agua y Energía

De punta en blanco Nota que trata sobre las premisas de las que se partía antes, de base, para salir con una chica y por qué bañarse era el primer paso a tener en cuenta En aquel tiempo, respetar una mujer era vestirse con la mejor pilcha para salir con ella un sábado a la noche, entre otras cosas. Nadie hubiera osado ponerse zapatillas, por más limpias que estuvieran, ni la misma remera que usaba durante la semana. También había que peinarse, no digamos a la gomina, aunque algunos la usaron hasta que desapareció de la perfumería Marybé y de otros lugares que la ofrecían, el pantalón planchado y los zapatos lustrados. ¿Qué es eso de una chica preciosa, vestida con sus mejores pilchas, que fue a la peluquería o se hizo la planchita, le pidió prestada la blusa a la hermana, pasó tres horas pintándose, le robó por esa noche nomás, una cartera a la madre, y el chango sale con la misma ropa que va a la cancha, con olor a chivo y se sienta en la cervecería estirando las patas, como si estuvi