Por los anteojos no sos analfabeto El rostro parece el mismo de siempre, aunque la memoria, los días y los recuerdos digan otra cosa Supo que había llegado a viejo, no por las articulaciones que le dolían, porque se había ido acostumbrando de a poco, sino cuando la gente joven empezó a tratarlo invariablemente de “usted”, pronunciado con la misma reverencia con que él los había tratado antaño. Entonces se dio cuenta de que no importaba lo hecho antes, sus supuestas o reales aventuras, sus logros, sus quiméricas e imaginarias proezas, lo más relevante era una anormalidad, ahora era uno más revistando en la categoría jubilado. Si no miraba sus fotografías, cuando se afeitaba el tipo que lo observaba desde el espejo era el mismo de todos los días, al menos desde los 17 o 18 años, cuando había comenzado a rasurarse la barba. Pensaba que la vida se le estaba desbandando demasiado rápido, no recordaba lo que había hecho de los 30 a los 40 años. Pero otras veces creía que todo había sido un c...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero