Imagen de la Virgen de la Merced, traída a Santiago desde el departamento Banda |
Un poco más de 30 sacerdotes se deben arreglar con toda la Diócesis de una provincia que ha dejado de creer en Dios
Un poco más de 30 sacerdotes deben atender toda la diócesis del Obispado de Santiago del Estero, y miles de fieles católicos están sumidos en la mayor orfandad espiritual de toda su historia. La Iglesia santiagueña atraviesa una crisis casi terminal, debido, sobre todo, a la falta de vocaciones sacerdotales y al descreimiento de los bautizados y de su dirigencia. La mayoría de quienes todavía hoy se dicen católicos, asisten a los templos unas pocas veces en su vida, a saber, cuando los bautizan, cuando hacen la primera comunión y cuando se casan, si es que lo hacen por Iglesia, claro. Y en el final llaman a un sacerdote a rezar en la sala velatoria cuando ya están muertos, siempre que haya una tía vieja que se acuerde, si no, ni eso.
Limosnas míseras
Muchos fieles cuando pasan la bolsa para la limosna, ponen unos míseros cien pesos, otros rebuscan en la cartera hasta hallar el billete de 10 o 20 pesos que ya no les servirá para nada y quizás creen que con ese óbolo hicieron una gran contribución. Los templos deben pagar, como en toda casa, la electricidad, el gas, la limpieza, un empleado si lo tuvieren. Hay católicos que cree que los curas cobran sueldo de algo y las iglesias están subencionadas por el Estado y cuando les dicen que deben abonar a su voluntad por el casamiento, la misa o una bendición, dicen: “Pero, para eso les pagan”. Y no, amigos, no les pagan.
De qué viven
Muchos sacerdotes, la mayoría, debe tener otro ingreso si quiere sobrevivir apenas: la mayoría son profesores en institutos, escuelas o colegios católicos, enseñando religión, teología, filosofía, lo que sea, de otra manera les resultaría imposible pagarse un plato de lentejas por día. Estas otras actividades, por otra parte, les sacan el tiempo necesario para dedicarlo a los fieles, en templos que permanecen cerrados, a oscuras y desiertos la mayor parte del día.
Es preferible reir
Hay cientos de templos católicos desperdigados por toda la provincia, hasta en los lugares más recónditos, que hace años no reciben la visita de un sacerdote y si la crisis sigue ahondándose, ya no la recibirán más. Muchos de ellos son abiertos de vez en cuando por una o dos mujeres del vecindario, que se ocupan de barrerlo, limpiarlo, de vez en cuando pintarlo, acomodar los bancos para que la única vez al año que lo visite el cura, esté más o menos presentable. ¿El Obispo de visita?, no me haga reir, le dirá cualquiera de ellas.
Mientras tanto los evangélicos
Mientras la Iglesia Católica defeccionaba de su misión evangelizadora, los evangélicos tuvieron un gran auge, impusieron modos y modas a los propios católicos, cantos, gestos, como levantar las manos, invocaciones al Espíritu Santo, hablar en lenguas y supuestamente desmayarse haciendo gestos espasmódicos. Hasta que un día los evangélicos también perdieron fuerza y sus templos dejaron de ser lo que eran, salvo dos o tres excepciones.
¿Pureza?, ¿con qué se come?
Viejas premisas que católicos y evangélicos imponían a la juventud, como la pureza de costumbres en el orden sexual, el arrepentimiento por los pecados y hasta la misma noción de pecado fueron abandonados.
Oh, oh, mi hijo tiene un problema
Antaño, si un chico decía a su madre que quería ser sacerdote, quizás se alegraba y festejaba junto a toda la familia. Hoy podría ser sinónimo de un muchacho con problemas y es mejor hacerlo ver con un médico, un psicólogo, un psiquiatra, averiguar bien qué le pase, antes de que su mal se agrave. Para peor, en el pasado hubo casos de sacerdotes que dejaron los hábitos por una crisis de fe, porque quizás dejaron de creer en lo que predicaban o algo similar. Hoy los abandonan por causas tan fútiles como una mujer, aunque parezca mentira.
Trabajo a destajo
Si un domingo todos los sacerdotes de Santiago se pusieran de acuerdo para oficiar cuatro misas cada uno, dos a la mañana y dos a la tarde, solamente habría 120 misas desde el río Salado hacia el oeste. Si a cada una asistiera la extraordinaria cantidad de 100 fieles, solamente 12 mil oirían misa. El Obispado abarca un área de cerca de 700 mil habitantes, de los cuales el 90 por ciento se declaran católicos, quiere decir que los sacerdotes cubrirían solamente el 2 por ciento de las necesidades básicas de los creyentes, eso trabajando a destajo, como se dijo.
Éramos pocos y…
Mientras tanto, hay bolsones de católicos tradicionalistas que oyen la misa de siempre, (en latín y con el cura y los monaguillos mirando al altar en vez de darle la espalda), en templos que costean con su propio bolsillo y sacerdotes que vienen todos los domingos de otras jurisdicciones, a quienes no se les permite celebrar misa en los vacíos templos santiagueños. Por otra parte, hace unos años el obispo Vicente Bokalic prohibió a uno de sus sacerdotes decir esa misa en un templo del oeste de la ciudad y hace poco otro cura fue amonestado por haberlo hecho en un convento del centro de la ciudad para un puñado mínimo de fieles. Es decir, son pocos y se dan el lujo de correr a gente que podría hacer mucho bien a la Iglesia, sólo porque no son modernistas.
Lea aquí por qué la Iglesia Católica ha perdido la preeminencia que tenía antaño y qué hacen sus propios fieles para demolerla desde adentro
¿Soluciones?, ¡nahhh…!
Si hay quien diga que tiene soluciones para el vaciamiento espiritual que apresó a los santiagueños, habría que pedirle por favor que las diga, así todos se ponen manos a la obra. Pero la crisis al parecer es mundial y tiene ribetes tragicómicos, como que el actual presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, se declara católico y brega por apoyar el aborto en su país y nadie le dice “oiga, usted no comulga con la doctrina”. O que hubo muy pocos Obispos en el mundo que hablaron ante la blasfema presentación de los juegos olímpicos en París (como se denunció aquí mismo ayer) y cuando lo hicieron fue con tímidas palabras, como quien pide permiso en una fiesta para que no se haga tanto ruido. Con una jerarquía que está en cualquier parte, haciendo quién sabe qué o volando en nubes de gases, es poco probable que la Iglesia Católica Santiagueña vuelva a tener el fervor, aunque sea de los tiempos de monseñor Manuel Tato. Los pocos que todavía creen, rezan el Rosario, dan una mano en lo que pueden, tienen esperanza en que volverán las vocaciones y se revitalizará su religión y se aferran a su fe, no les queda otra.
Última esperanza
Algunos observan que quizás la última esperanza a la que se aferrará el Espíritu Santo para devolver la fe a los santiagueños, vive en el alma de su sencillo pueblo, que todos los años repite tradiciones que le vienen de sus abuelos. El pueblo cree porque cree nomás, porque así le fueron dadas las cosas, porque en su sencillez sabe que si reza con fuerza todo le será concedido, desde la gracia de un nacimiento con salud hasta el consuelo por una inesperada pérdida, desde la cosecha hasta la parición de las cabras. Quizás ahí esté vivo todavía el Niño Dios, lejos de Herodes, apartado de Pilatos, esperando el milagro de la Resurrección.
Juan Manuel Aragón
A 15 de agosto del 2024, en Maquito. Llenando empanadas.
Ramírez de Velasco®
¿Soluciones?, ¡nahhh…!
Si hay quien diga que tiene soluciones para el vaciamiento espiritual que apresó a los santiagueños, habría que pedirle por favor que las diga, así todos se ponen manos a la obra. Pero la crisis al parecer es mundial y tiene ribetes tragicómicos, como que el actual presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, se declara católico y brega por apoyar el aborto en su país y nadie le dice “oiga, usted no comulga con la doctrina”. O que hubo muy pocos Obispos en el mundo que hablaron ante la blasfema presentación de los juegos olímpicos en París (como se denunció aquí mismo ayer) y cuando lo hicieron fue con tímidas palabras, como quien pide permiso en una fiesta para que no se haga tanto ruido. Con una jerarquía que está en cualquier parte, haciendo quién sabe qué o volando en nubes de gases, es poco probable que la Iglesia Católica Santiagueña vuelva a tener el fervor, aunque sea de los tiempos de monseñor Manuel Tato. Los pocos que todavía creen, rezan el Rosario, dan una mano en lo que pueden, tienen esperanza en que volverán las vocaciones y se revitalizará su religión y se aferran a su fe, no les queda otra.
Última esperanza
Algunos observan que quizás la última esperanza a la que se aferrará el Espíritu Santo para devolver la fe a los santiagueños, vive en el alma de su sencillo pueblo, que todos los años repite tradiciones que le vienen de sus abuelos. El pueblo cree porque cree nomás, porque así le fueron dadas las cosas, porque en su sencillez sabe que si reza con fuerza todo le será concedido, desde la gracia de un nacimiento con salud hasta el consuelo por una inesperada pérdida, desde la cosecha hasta la parición de las cabras. Quizás ahí esté vivo todavía el Niño Dios, lejos de Herodes, apartado de Pilatos, esperando el milagro de la Resurrección.
Juan Manuel Aragón
A 15 de agosto del 2024, en Maquito. Llenando empanadas.
Ramírez de Velasco®
Es muy preocupante la situación de las vocaciones. Recuerdo algunos años la desafectación del Pbro. Ariel Álvarez Valdés, una mente brillante, tirándose la pelota entre el Obispo Polti y el Cardenal Bertone en el Vaticano, por no caerles bien su prédica. Cada vez que visitaba Santiago atendía sus celebraciones, a iglesia llena siempre, que tenían una gran riqueza por el mensaje de sus homilías.
ResponderEliminarCreo que el problema es complejo e involucra tanto a la sociedad como a la curia. Ojalá Dios ilumine a ambos para que la iglesia se fortalezca.
Yo pienso que la iglesia católica en general, digo en todo el mundo, va perdiendo adeptos, mientras avanza la ciencia.
ResponderEliminarUn chico que le inculcan conceptos de la creación, observa por otro lado que el ser humano con sus tecnologías va llegando a los "confines de la galaxia", digo por las sondas Voyager 1 y 2, lo cual supongo que lo hace descreer de los temas de nuestra creación.
En cuanto a Santiago del Estero concretamente, vemos por otro lado que en TODAS las oficinas públicas, grutitas con la virgen, y aparte las caminatas de los creyentes a Mailin y a Catamarca, cuestión que no ocurre en otras provincias, de Santiago al sur, más industrializadas.
En libro " De animales a Dioses" el autor sostiene que el monoteísmo siguió conservando rasgos acentuados de politeismo, y así podemos observar en Sgo. , donde existe gran devoción por las diversas vírgenes, San Gil, San Esteban Señor de Mailin etc. ; o sea y aunque disguste , existe un politeismo de hecho , quizás explique parcialmente, la decadencia de la religiosidad tradicional.
ResponderEliminarMuy buena nota Juan Manuel.
ResponderEliminarMuy buena nota, Juan Manuel. La crisis de la Iglesia, a la cuál haces referencia de una forma amena y certera obedece a causas nuy profundas y tiene sus orígenes en la pretensión de adaptar a la Iglesia al mundo moderno y a las nuevas ideas filosóficas, políticas etc., olvidándose que Cristo es el mismo, ayer, hoy y sie.pre, y que su doctrina no puede cambiar, por qie la verdad no cambia; y que la Iglesia tampoco puede innovar en lo referente a la Fe, sol debe transmitir lo que recibió.
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