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Mostrando las entradas etiquetadas como Zapallo

LENGUA Zapallazo: del sembrado al gol de puntín

El zapallo Una hortaliza que llega al lunfardo con aires de torpeza, la usó Cortázar en su cuento “Torito” y figura en las crónicas del Mundial del 30 Amigos, vamos por un verbo interesante, aunque algo descuidado últimamente: zapallar. No en el sentido de sembrar esas plantas, sino en el de acertar de casualidad. El Diccionario de la Lengua Española dice que viene del quechua “sapallu”, la calabaza de otros países. Para la Real Academia, en la Argentina y en el Uruguay también es la persona simple o torpe. El diccionario quichua castellano de Domingo Bravo no la define con z, porque en el idioma de los santiagueños esa letra no se pronuncia. Y con s solo figura sapa, que es cada. Zapallo o sapallu no aparecen. El uso de zapallazo y del verbo zapallar en el sentido de acertar de casualidad o tener un golpe de suerte sin buscarlo es popular en la Argentina y en el Uruguay. Se trata de una hortaliza de gran tamaño, que suele caer con torpeza si se la mueve. Su peso y volumen la hicieron ...

CERDOS El que terminó con el machismo

Jim West “En lo de los abuelos la vida era una fiesta constante mientras la infancia no terminaba de mandarse a mudar” En un tiempo a mi abuelo se le dio por los cerdos, pero a gran escala. Habíamos cosechado mucho zapallo forrajero y, como no tenía precio (“ni tiene ni tenderá”, decía el viejo), decidió armar la chanchería. Nos pusimos de tarea, porque hasta que no terminaba lo que estaba haciendo, el viejo no se detenía. Un pariente consiguió tres o cuatro camionetas de afrecho de maíz y ya tuvimos para darles de comer. Para los empiezos, al menos. Arrancamos con dos chanchas preñadas que le cambiamos por un mulo y tres cabritos a un vecino, más un chancho grande que ya estaba engordando en la casa desde antes. Cerca del surgente instalamos un gran corral, bien seguro, con parideras, mucha sombra y, por supuesto, abundante agua. En lo de los abuelos la vida era una fiesta constante mientras la infancia no terminaba de mandarse a mudar. Cabíamos primos, tíos, amigos en alegre camarade...