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Mostrando las entradas etiquetadas como Sencillez

PELO El corte de los hombres

Moderno corte Los peluqueros de varones hoy deben ser más preparados que los de las mujeres por las nuevas exigencias que tienen algunos En la remota antigüedad del siglo pasado el corte de pelo de los hombres era una cuestión bastante sencilla. Usted iba, se sentaba, le ponían esos trapos que le protegían la ropa del pelambre que caía y le preguntaban: “¿Cómo va a querer el pelo?”. La respuesta era casi siempre escueta, a saber: a), bien cortito, b), ni tan corto ni tan largo o c), retocalo un poco nomás. Listo, el peluquero sabía qué hacer. En las mujeres el asunto era más complicado. Los peluqueros debían saber qué largo querían, qué tipo de cabello tenían, cuál era la forma de la cara de cada una y el color que llevaban o al que querían llegar. Además, debían tener en cuenta si se había ido a cortar el cabello porque acababa de dejar con el novio y andaba en la búsqueda de otro, si estaban bien con el marido y solamente querían conservarlo, si pretendían un corte y un peinado para

BILLETERA Parrillada completa

Billetera gordita De repente, un momento, en una noche de asado con un amigo que ha venido de lejos, se transforma en una decisión difícil de tomar De tanto en tanto, Joaquín Alfonso Apesteguy Arenas, que había sido vecino del barrio de toda la vida, volvía al pago —según decía— a tomar un baño de sencillez. Se había ido joven a estudiar a Buenos Aires, a la casa de unas tías, de ahí pasó a los Estados Unidos, España, Francia, y se especializó en algo importante, aunque no sabíamos en qué. Ahora trabajaba de nuevo en la Argentina en una empresa de cuyo difícil nombre nos olvidábamos tres minutos después de que lo pronunciaba. No sé por qué, pero le caíamos bien, no le cantábamos la justa de Santiago porque no la sabíamos ni le pasábamos chismes de los altos jerarcas del gobierno ni sacábamos cuenta de la marcha de la economía de la provincia. Pero lo poníamos al día con lo que sucedía en el barrio: se había muerto la vecina que toda la vida había vivido tapia de por medio con sus padre

SEXO Crisis en la televisión

Isabella Damla Güvenilir como Elif Mientras fracasan las telenovelas argentinas tienen éxito las turcas y ser bobina no funciona en el mundo Dicen que hay una crisis de las ficciones en la televisión argentina, atraen muy poco al público y casi no tienen rating. Hasta hace un tiempo al menos, las telenovelas turcas arrasaban: las veían las abuelas, las madres, las nietas, prendidas frente al aparato, fascinadas por dramas familiares casi homéricos que demoraban su resolución mucho más allá de lo imposible. Está visto que ese tipo de dramones siguen siendo los preferidas de la audiencia. Se basan en argumentos sencillos: de este lado los buenos, de allá los malos. Narran las peripecias de una niña pobre y buena en la casa de gente rica y mala que la odia. A los dos años de empezada la novela, la pobre huerfanita resulta ser la dueña de la mansión y medio año después recupera sus bienes, se reúne con su madre que creía muerta y todos felices comen perdices. Con esa fórmula o muy parecida