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Mostrando las entradas etiquetadas como Señas

DICHOS Los aztecas, los incas y los barcos

Oscuro maceta, apero santiagueño y bocado de chúcaro “En los ojos de los abuelos gringos había pueblos blancos como los que se ve en películas, en postales de quimera…” Dice el viejo y repetido chiste que los mejicanos descienden de los aztecas, los peruanos de los incas y nosotros, los argentinos, de los barcos (la frase quizás sea de Octavio Paz, lo más probable es que no, pero para parecer inteligentes muchos se la atribuyen, sin citar dónde o cuándo la dijo). En Santiago hay muchos descendientes de los barcos, nos delata el apellido, el color de la tez, alguna seña particular que muy bien conocemos y que a veces nombramos en voz baja, para no ofender, las pecas de uno, el pelo amarillento de otro, los ojos negros y profundos de algunas mujeres. Todo lleva a pensar en que, en una de esas mire usté si no son un pueblo con nostalgias del mar, con antiguos sueños de navíos surcando las aguas del lejano Mediterráneo, del Atlántico Norte, tirando las redes en medio de un azul profundo, c...

VISITAS Llegaron los vikingos

Los vikingos Nunca había pasado por estos pagos ni el recuerdo de gente de otro lado, de pronto vinieron esos rubios que nos enseñaron las señales Los vikingos llegaron un buen día cuando estábamos tranquilos, en nuestras cosas, sin esperarlos a ellos ni a nadie, porque por aquí jamás había pasado ni el recuerdo de gente de otro lado. Traían chafalonías que les cambiamos por cacharritos de barro, llaveritos, recuerdos para la familia, esas cosas. Preguntaron si teníamos oro, plata, piedras preciosas: les respondimos que aquí en Santiago se conocían de mentas, pero nunca habíamos tenido y, de última, para qué, si no teníamos a quién venderlo ni fiestas para usar esas cosas. Dijeron que se quedarían un tiempo y luego seguirían viaje. Averiguamos si traían algo para enseñarnos, dijeron que lo único que podríamos aprender de ellos era un sistema para poner señales en los caminos. Nos hicieron entender primero qué eran caminos, porque no conocíamos. Luego tallaron un pie enorme en una pied...