Manuel Taboada Pequeña, ínfima parte de un libro que alguna vez será publicado, cuando vuelva el interés por estos asuntos En la década de 1990, Julián Cáceres Freire, antropólogo de origen riojano, le pidió a mi padre, Juan Manuel Aragón, que le pasara en limpio, escritos en hojas de cuaderno que habían redactado chicos escueleros en la década del 40. En ese tiempo vino a Santiago y recogió coplas, cantares sin autor, que los chicos sabían porque los habían aprendido en la casa. Lo hizo en lugares por los que Orestes Di Lullo le dijo que no había andado, como una manera de completar su monumental recopilación de Folklore Santiagueño. Aquí va una pequeñísima muestra del libro que luego compuso mi padre, inédito todavía. Alguna vez lo llevé a la Universidad Nacional, junto con su diccionario de astronomía “Ad sidera visu”, pero me dijeron que debían someterlos a un referato, así que me abstuve de dejarlos. Si había algo que corregir a alguno de los libros, mi tata ya no estaba para disc
Cuaderno de notas de Santiago del Estero