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Mostrando las entradas etiquetadas como Regateo

CONSEJOS Decálogo para el trabajo (más yapas)

Trabajadores de la construcción en negro (no les dan  ni casco) Qué hacer frente al mundo laboral cuando alguien tiene poca experiencia Consejos para mi chango que ahora tiene cuatro años, para cuando ingrese al mundo laboral. Uno. Un trabajo es un trabajo, no importa lo humilde que parezca. Siempre y cuando no seas caficho, vendedor de merca, gigoló, asesino a sueldo o alguna otra actividad ilegal, contra las buenas costumbres o lo que tu madre y yo consideramos tal. Dos. Todo laburo merece la misma consideración. Siempre hay que llevarlos adelante de la mejor manera posible. No hay laburitos de segunda. Si uno se comprometió a hacer algo, debe hacerlo de tal forma que, quien vea el resultado note la diferencia. Dos (bis). Sonríe, siempre sonríe. Que nadie sepa que no te gusta el trabajo, que te pagan menos que una miseria, que no estás a gusto porque tus jefes no valen un carajo. Si vas a pasar más de la mitad de tus horas en esa sucia oficina, que sea con alegría. Tres. La pag

COMERCIO Y en aquel rincón, ¡los clientes!

Frutas  y verduras Dicho lo dicho en la nota de ayer, digamos que los consumidores también tienen sus armas para enfrentar el abuso en los precios Cuando íbamos al mercado de abasto, mi madre siempre regateaba todo, desde medio kilo de pimientos hasta la bolsa de papas. A veces estaba un buen rato pidiéndole una rebaja al verdulero, yo veía que venía otra gente, compraba, se iba, y ella seguía. Hasta que conseguía el 10 por ciento de descuento que pedía. Pasaba frente a los zapalleros y me decía en voz bien alta: “A ese no le compro zapallitos verdes porque te asalta”. El tipo la oía y no decía nada. Me daba vergüenza, por supuesto. Yo quería que compre como alguien normal, le dicen el precio y si le alcanza, lo paga y si no, se marcha. Pero insistía: “Usted me dice que tengo que comprar tres bolsas de mandarina para que me haga una rebaja, pero se me van a podrir”, seguía exigiendo. Una vez le pregunté por qué pedía rebajas que a veces eran ínfimas. Me miró y me dijo solamente tres pa