El inglés, lengua ajena Por qué nos gusta tanto hablar en un idioma que no es el nuestro; qué significan exactamente algunos términos que usamos todos los días El tarrito en que guardo la yerba del mate se había sabido llamar dispenser, mire usté. Si le digo así se me hace que estoy mateando frente a la abadía de Westminster, navegando por el Támesis después de la siesta, en un apartamento de Nueva York mientras miro pasar la gente por la Quinta Avenida y no en el patio de casa viendo crecer la sagitaria o, como dicen los changos del barrio, a la orilla del brasero, cacheteando sapos. En inglés, mi tarrito, el “dispenser”, o sea, tiene una larga definición: “a machine or container holding money, drinks, paper towels, etc. that you can obtain quickly, for example by pulling a handle or pressing buttons”. Ya que usted y la mayoría de los lectores usa estas palabras en inglés, en esta nota al menos, no se traducirán las definiciones de ese idioma, en atención a que deben entender muy bien
Cuaderno de notas de Santiago del Estero