El inglés, lengua ajena |
Por qué nos gusta tanto hablar en un idioma que no es el nuestro; qué significan exactamente algunos términos que usamos todos los días
El tarrito en que guardo la yerba del mate se había sabido llamar dispenser, mire usté. Si le digo así se me hace que estoy mateando frente a la abadía de Westminster, navegando por el Támesis después de la siesta, en un apartamento de Nueva York mientras miro pasar la gente por la Quinta Avenida y no en el patio de casa viendo crecer la sagitaria o, como dicen los changos del barrio, a la orilla del brasero, cacheteando sapos. En inglés, mi tarrito, el “dispenser”, o sea, tiene una larga definición: “a machine or container holding money, drinks, paper towels, etc. that you can obtain quickly, for example by pulling a handle or pressing buttons”.Ya que usted y la mayoría de los lectores usa estas palabras en inglés, en esta nota al menos, no se traducirán las definiciones de ese idioma, en atención a que deben entender muy bien el habla de William Shakespeare, los Beatles y la adorable, querida y nunca bien ponderada Margareth Thatcher.Hace muchísimos años desapareció la sala y apareció el living. Debe haber sido en el tiempo de los abuelos que dejó de ser un lugar antiguo y aceptado, para ser una especie de moderna carta de presentación de los dueños de casa. No hay sillones para sentarse (y sentirse) bien, sino lo que se supone que les gustará a los vecinos, a los amigos y a la chismosa de la concuñada. La primera definición de living, siempre según el diccionario Oxford es: “Money to buy the things that you need in life”. No tiene nada que ver con el living de su casa o la sala de los abuelos. Pero, si es en inglés la usamos tranquilos. Es preferible una bad informeishon en aquel idioma antes que la “sala”, del antiguo pasado argentino (¿alguien se acuerda de María Elena Walsh y de esa canción del Monoliso, en la parte que decía “la naranja se pasea, de la sala al comedor, no me tires con cuchillo, tírame con tenedor?”, bueno hasta ese tiempo al menos había sala; ya no).
Durante el asunto del coronavirus desapareció la desinfección y advino la “sanitización”, palabra que no existía y que es lo mismo, pero más fino y más parecido al inglish, ¿vio? (sanitized quiere decir “made clean and hygienic; disinfected”). Yo sanitizo, tú sanitizas, él sanitiza, todos hablamos sólo porque tenemos boca. Desinfectar es palabra de hospital, suena a cosa muy jodida, mejor sanitizemos (¿o saniticemos?), así parecemos norteamericanos lindos, mormones y blanquitos, como corresponde.
El chico de los mandados dejó de ser el chico de los mandados, ahora es el “delivery”. Ñardita, ¿no? Hay gente que los llama “servimotos”, o “mototrámites” también neologismos, pero al menos más nuestritos, inventados aquí a la vuelta y no en una cueva de los salvajes de la la Rubia Albión. Los ingleses, siempre tautológicos, definen el delivery como “the act of taking goods, letters, etc. to the people they have been sent to a delivery van”. Ahá, quedamos en la misma. Si “delivery” quiere decir “delivery”, entonces defina “delivery”, alumno, diría la profesora de inglés.
Dicen que hay políticos que antes de las elecciones recurren a los servicios de un “call center” que, literalmente traducido, viene a ser un centro de llamadas. Es un lugar en que hay un montón de gente (generalmente mal pagada y joven, pero es otra cuestión), que tiene como tarea llamar por teléfono avisándole a uno que se olvidó de abonar la tarjeta o el agua, preguntar por qué no se cambia de empresa de celulares, hacer encuestas, en fin. Si la madre dice “mi chango entró a laburar en un ´call center´”, cree que quedará mejor porque es en inglés, obvio. Digalé a la doña que su hijo es un esclavo moderno, mal pagado obviamente, de grandes empresas a las que no les importa abusarse de gente joven con tal de imponer un producto, una marca, un candidato, lo que sea.
Pongalé que los productores de una película o una obra de teatro necesitan un actor para que haga de Mate Cosido o represente a Leo Dan en sus comienzos musicales. ¿Cómo lo buscan? Hacen un “cásting”, obviamente. El colmo de la finiolidad, ¿no cree? En inglés quiere decir, siempre según el diccionario Oxford, “the process of choosing actors for a play or film”, pero allá va sin tilde, porque es un idioma que comenzó ágrafo, no como el nuestro, que es superior en todos los sentidos. Dicen que a algunas actrices las obligan a hacer un “casting sábana”, hibridación inglesa—española, que vendría a ser un acto sexual (fuquifuqui), con algún productor, camarógrafo, director, sonidista o cablero, como medio de probar si servirá para actuar de “Madre Teresa”, pongalé. Pero quién va a creer, che.
Hablando de tildes, hay palabras que son perfectamente españolas, no tienen una gota de inglés, pero los acomplejados de aquí las acentúan de otra manera para que todos crean que recién se apearon del avión de Yanquilandia. Una es “personal”, definido, en una primera acepción, por la Real Academia, como: “Conjunto de las personas que trabajan en un mismo organismo, dependencia, fábrica, taller”. Fácil de comprender y de pronunciar, pero siempre alguno la complica y la acentúa en la primera sílaba “pérsonal”, haciéndola esdrújula. Oiga, así se llama, no de casualidad, una empresa que empezó siendo argentina, ¿cuál era la necesidad de hacerla inglesa?, ¿para qué hacerse el Llimuest o el comués, hablando en gringo si no sabemos pronunciar bien las palabras en nuestro propio idioma, oiga?
Hay otras palabras, modernísimas al menos para el gran público, ahí está “community manager”. Que quiere decir “someone whose job is to make sure that a brand (= a product or company) has a positive image and good relationships with its customers or followers on social media)”. En medio de la definición hay un signo igual, qué paquetería, ¡por Dior! Viene a ser el encargado de que una marca, un producto o una empresa, sean tenidos por buenos y mantenga buenas relaciones con los clientes y con feibuqueros, tuiteros y otros navegantes internáuticos. Dicho en criollo, mentiroso profesional contratado por una empresa para que hable bien de ella, es decir, le pagan para ser ´llulla´ (tampoco se traduce del quichua, porque aquí todos lo saben, aunque se hagan los que han nacido frente al Obelisco, en Buenos Aires, vistes).
Paulino Ledesma y el Guarachero son dos de nuestras “celebrities” más conocidas. Celebrity, para decirlo en inglés del diccionario de Oxford: “Is a person in the public eye who, for better or worse, has earned fame or infamy, or found renown or scandal, as a consequence of some act or supposed quality, and is celebrated as a result”. Pero mirá que son tautológicos esos ingleses. Más allá de eso, es como que a la lengua nuestra le cuesta decir “famoso”, creerán algunos que es palabra de mersas, de gente de baja estofa, de orilleros.
Pero son incontables las palabras que usamos en inglés, algunas sin saber exactamente qué quieren decir, para qué sirven, la manera de usarlas, cómo funciona por dentro esa lengua y las trampitas que tiene. Como esa gente que se tatúa signos japoneses o chinos que significan cualquier porquería (y se han visto casos), sólo porque se ven bonitos.
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Alguna vez las hemos usado: a) los que creemos que el inglés es la lengua de los colonizadores, los que sostienen que es el idioma del mundo civilizado, b) los que tienen por cierto que a través del lenguaje atornillan la dominación sobre el resto del mundo, c) los que no les importan estas cuestiones y las toman como vienen y porque sí nomás, d) los que suponen que estar a la moda es lo mejor que nos puede pasar individualmente o como sociedad, e) los que quieren irse a vivir a un país de habla inglesa porque se han tragado el cuento de que allá serán capos en lo que hagan y f), todos.
No es intención de esta noteja corregir a nadie, decirle que no hable de tal o cual manera, ni advertir sobre los peligros de la colonización mental ni nada. Sólo señalar un hecho, mostrarlo y que usted, lector, piense un rato en algo distinto, y no en el resultado de las elecciones, en lo cara que está la cebolla, cómo hacer para destrabar un trámite y esas cosas de la vida de todos los días.
Pero si pregunta qué pienso, le diré: ¿yo?, argentino, of course.
©Juan Manuel Aragón
Jaaaa jaa jaaa cla rooo no oscurece patrón. Jaaa jaa definime desigualdad, ambigüedad, idiotas útiles ( les decía su general)....definime qué torta se reparten y qué trámite le dicen que destrabe jaaa jaa todos de vienen esclavos por no poder amar, definime "rebañar". In inglish?
ResponderEliminarMuchas gracias por el buen momento Juan Manuel, me divertí mucho leyendo el post
ResponderEliminarSi lo dicen en televisión o en las "redes sociales", está bien. Además, queda muy cul o lo que fuere.
ResponderEliminarExcelente!!!
ResponderEliminarCórner, Scrum ,laine,mail,trie,maul, foward, centrehalf,centrofoward,inside,touch, y" el alma está en Orsai che bandoneón" . Todo viene estimado amigo, de los españoles creían que la riqueza estaba en el oro. Y no estaba en la industria y el comercio. Y
ResponderEliminarasi dominaron el mundo. El dominio del idioma inglés, es fruto del dominio de la economía. Y don't worry. Que tal purinqui.